Una mirada caleidoscópica a Teresa de Ávila - 25 de Enero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 554173518

Una mirada caleidoscópica a Teresa de Ávila

Autora entre otras publicaciones de "La palabra Teresiana: un diálogo que se bifurca" (Publicia), Ocaranza considera que Teresa de Jesús "pone como marco de su relato íntimo a la España de su tiempo" y que no podemos comprenderla a cabalidad sin tomar en consideración "esa España convulsa que dejará Carlos V y en la que luego asume Felipe II, entre guerras, ansias de poder, intrigas palaciegas, nuevos mundos y crisis religiosas".

La investigadora se explaya en "El Libro de la Vida" (1562), donde la mística española realiza un recorrido desde su niñez hasta 1562, año de la inauguración del Convento San José. En su infancia, al igual que su madre, Beatriz de Ahumada, Teresa comenzó a apasionarse por los libros de caballería y, como señala en sus escritos familiares, se propone huir con su hermano Rodrigo a tierra de moros para ser descabezados y morir como mártires por Dios. "Ella entiende, desde su inocencia infantil lo que es la Eternidad. Ya se aprecia el que sería uno de los sellos más bonitos del espíritu teresiano: el siempre, siempre, siempre", dice Ocaranza. También consigna la decisión de su padre, Alonso de Cepeda, de ingresarla al internado agustino Santa María de la Gracia, por prudencia y para prevenir una posible afrenta a la honra familiar. ¿La razón? Tras la muerte de su madre y el matrimonio de María, su hermana mayor, Teresa llega a la adolescencia y descubre el amor. "Nunca se sabrá quién la cortejó, pero sí podemos comprender que Teresa vivenció su ser mujer y se deslumbró ante un posible romance. Ese es un aspecto muy bonito y que revela que ella nunca se restó de lo femenino. Se pinta y se pone galas, con todos los códigos del galanteo. En el fondo, es una adolescente muy normal", advierte la investigadora chilena para quien, con una llaneza sorprendente, la autora de "El Libro de la Vida" sigue su recorrido por las distintas vicisitudes de su existencia: su ingreso al convento, la enfermedad tras la cual la dan por muerta, y un hecho crucial, ocurrido en 1554, que se conoce en el mundo místico como momento fundante. Ante un Cristo de la Pasión, Teresa se convierte y decide ser más perfecta. "A partir de ese punto, la autobiografía se transformará de un recuento vital a un relato marcado por la interioridad; el eje se desplazará hacia lo espiritual y doctrinal. De aquí en adelante, el libro se centrará en la experiencia de lo divino, poniendo especial énfasis en el componente místico", complementa Ocaranza.

La experta...

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