Los millennials 360° - 2 de Enero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 699985693

Los millennials 360°

Hay algo que me saca de quicio del millennial. Esa sensación de sabérselas todas, de haberlo inventado todo, y que el resto está fuera. ¿Saben ustedes, millennials, lo que cuesta mantenerse al día cuando hay una vida que vivir? Levantar a la tropa, hacer desayuno, llevar al colegio, educar en el trayecto en auto; ir a trabajar, tratar de sonar al día, y entre medio tener amigos, ver todas las series que ustedes comentan, entender cómo se escriben los tuits divertidos; !ah¡ tener +1 y mantenerlo feliz; limpiar lo que el perro destrozó porque no lo pescamos hoy y, entre medio, ser feliz. Eso es lo básico.

Los que más los odian califican a esta generación de narcisos, sin tolerancia a la frustración, y más fanáticos del discurso que de la acción. Yo creo que esos adjetivos los han usado en contra de cualquier generación más joven, por lo que a ese tren de los insultos facilistas no me voy a subir. Tomemos un millennial y analicémoslo en 360: en lo moral, social, vida amorosa y legado. Nos fuimos.

El millennial en línea

No se puede hablar de millennial sin decir celular, redes sociales, compartir, postear, tagear y RT. Los dueños por adjudicación de la selfie en el ascensor y de la foto con miles de filtros, son también los culpables de muchas conductas deleznables. Una, no tienen memoria. Muy bien, podría pensar la mujer optimista, al fin una generación de caballeros. Pero no. Me refiero a su pasmosa habilidad para no retener información dura, o también llamado "el síndrome Google". Conversar con los millennials no es fácil. Por que, claro, ellos no memorizan nada. ¿Para qué, si existe Google? ¿Por qué saber cuál es calle Merced, si está Waze? ¿Para qué decir "aló, hola, ¿vienes en camino? Yo ya llegué", cuando pueden enviarte por WhatsApp una foto o compartir ubicación. Un par de meses atrás fui a una reunión de trabajo con gente de mi edad. Los tres que íbamos en el auto sabíamos la calle a donde íbamos, y la numeración. De memoria. Porque claro, uno aprendió a salir a la calle así, sabiendo que en caso de perderse, encontrar una guía de teléfonos era la única alternativa. Mes siguiente, con un millennial de copiloto, me encuentro a dos cuadras del destino, y cuando debíamos encontrar el número del edificio, me sale con el "espérate, que lo busco". De memoria, nada. Todo está en Google. O en una app. Hasta la cuota del asado pasa por una app. Entiendo: tener Google nos ha cambiado a todos la vida. Yo lo uso permanentemente, más que nada por mi temor a quedar obsoleta o a sentir que me estoy quedando fuera de algo. Pero, memorizarse algo antes de salir a la calle no es una mala idea.

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