Las mil vidas de Bernadette - 29 de Agosto de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 942085638

Las mil vidas de Bernadette

S e aferraba a su reloj Baume & Mercier, su único lujo a sus 30 años, que había comprado al obtener el trabajo de sus sueños. Después de dos horas en el desvencijado taxi, a la desesperación había seguido la angustia. Miraba por la ventana el tráfico de Bogotá y, mientras apretaba su reloj, sus nudillos casi blancos, sus cuatro secuestradores discutían a gritos sobre si matarla o venderla a las FARC, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que habían secuestrado a la politóloga Ingrid Betancourt cuatro años antes, transformándolo en un bullado caso internacional. Estaban armados y no iban solos: detrás del taxi, viajaba un segundo auto con otros dos delincuentes, parte de la banda.Era abril de 2006 y Bernadette Meehan, entonces funcionaria consular de Estados Unidos en Colombia, pensaba que de esa no saldría. Porque hablaba bien español, entendía cada peligroso diálogo, cada amenaza y cada duda de sus secuestradores. En agonía, pensó que allí, ese día, había llegado su hora: a sus 30 años iba a morir en suelo extranjero y la arrojarían a una zanja. Sus padres y hermanos buscarían su cuerpo por el resto de sus vidas. Y, si era entregada a las FARC, su huella desaparecería en la selva colombiana.Pero las horas no pasaron en vano.-Fui abusada físicamente. Y me pasó algo: cuando te enfrentas a momentos que pueden ser los últimos de tu vida, cuando crees que vas a morir, tú estás dispuesta a hacer cualquier cosa por salvarte. Tu humildad desaparece, también las reservas éticas. Recuerdo vívidamente que, después de la pelea inicial, cuando yo gritaba y trataba de patear el vidrio de la ventana, uno me tiró hacia atrás y me dio un golpe en la cara. Me amarraron. Sentí una gran sensación de calma... !Y de repente me rebelé¡ Y pensé: !No pienso morirme, no voy a morirme en este taxi de mierda en Colombia¡Lo que siguió estuvo dominado por su determinación de salvarse: entre forcejeos, convenció a sus captores de que ella, como diplomática, era muy valiosa como víctima, y que el riesgo no les valía la pena. Golpeada y con la ropa en jirones, la soltaron al costado de una carretera en las afueras de Bogotá. "Recién ahí me entró el pánico. Recién ahí me di cuenta de lo que había pasado. Estaba toda moreteada, sangrienta, con los zapatos rotos, me habían robado mi teléfono, billetera, mi reloj. Y no sabía dónde estaba".Con ayuda, Meehan volvió a la Embajada de Estados Unidos. Su adorado reloj Baume & Mercier había desaparecido. Diecisiete años después, lo recuerda como el símbolo de su libertad y el precio de su vida.-Nunca más se encontró. Yo tenía, además, un reloj deportivo, que usaba para correr. Y este reloj de deporte se convirtió en mi talismán, no volví a sacármelo de la muñeca, incluso me casé con él. Para mí es un recordatorio: nada importa más que tu vida. No he vuelto a tener un reloj fino.Pero Bogotá no fue el único episodio traumático en su vida diplomática. En 2007, el año más violento de la guerra iraquí, Bernadette Meehan fue destinada, en función consular, a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. Era un momento crítico en ese país del Medio Oriente. Otra vez, casi muere.-El día del ataque con ese misil en Bagdad, yo estuve en el lugar equivocado en el minuto equivocado. Trabajaba en una oficina que antes había sufrido un ataque de mortero, por lo que los teléfonos fijos no estaban funcionando. Salí a hablar por mi celular y...

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