Mientras VIAJAS
Oye, Juan, habría sido lindo almorzar contigo y contarte que conservo la secreta esperanza de que salgas a penar, saber de tus apariciones, que alguien diga que lo tocaste en el hombro, que escuchó tu risa, que en plena función se prendió un cigarro en escena y los actores quedaron suspendidos. Que, con el tiempo, esos mismos actores esperaban el sorpresivo chasquido de la cerilla y esbozaban una sonrisa mientras seguían haciendo volar tus obras.
Vuelve, arrastra los pies, sigue encorvándote, pero vuelve. Despierta y escribe las crónicas de tu muerte, escribe el grito que no fuiste capaz de dar. Despierta, padre, despierta, que es viernes y los viernes almorzamos juntos. Yo te ayudo a pararte, te ayudo a llegar a esa mesa donde por años llegaste refunfuñando, porque el menú de los viernes no cambia. Ese menú está muerto, no tú. Ahí espera tu mineral, dos copas de vino, una frente a Ricardo, la otra frente a mi hermano, y mi jugo. Recuerda que ya no te robábamos el postre, te lo comías a pesar del azúcar, a pesar de las advertencias, a pesar de restar tiempo...
Gloriosa fantasía de amor, franca huida de un dolor insoportable, porque si me ataran a la realidad no habría posibilidad de oxígeno. Porque ahí estabas, adherido a la muerte, entallado de silencio. Y nada más importa.
Sigo perdida en el humo para ver tu sonrisa. Pero en ese horrible cajón dormías maquillado, te habían pegado los labios. Como si eso fuera a callarte. Sí, Juan, te maquillaron y sé que los habrías volado a insultos por encubrir tu lucha.
Pero basta de quejas, siéntate a mi lado y demos las gracias por el amor.
Gracias, gracias, gracias a todos ustedes. Gracias, mil gracias a todos los que asistieron a su función de cierre. Aquí tengo al mejor dramaturgo del mundo mundial. Sentado a mi lado Juan Radrigán, y como sabe que ustedes no pueden verlo, está ironizando, se tambalea en la silla riéndose con esas margaritas tatuadas a sus mejillas.
"No pienso morirme. Yo no me voy a morir. Me queda re mucho, no ves que soy joven y bello".
!Si no pensabai morirte, pa' qué lo hiciste¡
"Porque soy gracioso, soy muy gracioso. Ya, pregúntales que qué hacen aquí, que quién se murió. Pregúntales quién es el que decide el contenido de nuestra muerte. Si también aquí lo decide una fuerza superior a nuestra fuerza...".
Sé que mi padre los abrazaría fuertemente; mejor dicho, los zamarrearía. Los dejaría con una sensación de temblor involuntario, porque le sacaba la esencia a la gente en un puro saludo. Bien apretado...
Me cuesta reescribir esto, me costó leerlo el martes, no pude y corté, y me salté partes enteras para no oler esas flores. Estoy muy triste, el dolor me está matando y presiento que esta despedida no...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba