La microeconomía del crecimiento - 24 de Noviembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 746376989

La microeconomía del crecimiento

El progreso económico de Chile durante las últimas tres décadas es una realidad indesmentible. Desde fines de los 80, el país ha casi triplicado su ingreso per cápita (real), reducido su tasa de pobreza y ha visto caer la inflación, hasta mantenerla estable; aumentar el capital humano de su población, extender la esperanza de vida y reducir las tasas de mortalidad infantil, entre otros importantes logros.Tal como se discutió en las exposiciones económicas de la nueva versión de Enade realizada esta semana, esto no fue un resultado fortuito, sino el producto de un trabajo constante que apuntó a construir instituciones que aseguraran la estabilidad macroeconómica, la apertura del país al mundo y la promoción del mercado como el mecanismo de asignación de recursos. Así, la competencia fue el motor del crecimiento, y las reglas del juego claras, su fuente de propulsión. Desde la autonomía del Banco Central hasta la Ley de Balance Estructural, poco a poco el país logró distinguirse con cifras macroeconómicas que lo alejaron de su historia y de su región, acercándolo al desarrollo.Sin embargo, todo indica que las reglas e instituciones básicas para asegurar estabilidad macroeconómica ayudan, pero no aseguran el crecimiento. Baste recordar el deplorable resultado económico de la administración de la Nueva Mayoría para corroborarlo. Así, el país requiere un nuevo esfuerzo procompetencia para consolidar su camino de progreso. Y el consenso técnico indica que, a diferencia del pasado, los desafíos no están en la macroeconomía, sino en la microeconomía del crecimiento.Productividad laboral como obstáculoA pesar de los múltiples esfuerzos, Chile no ha logrado avances importantes en materia de productividad laboral. Un factor tras esto es la ausencia de un sistema de formación de capital humano a la altura de las circunstancias. El Estado ha sido responsable de tal lastre.La gratuidad de la educación superior es el mejor ejemplo de políticas públicas bien intencionadas en la teoría, pero equivocadas en la práctica. La calidad de la formación se dejó de lado, millones de dólares se dedicaron a financiar un sistema que no aseguraba pertinencia y hoy las instituciones de educación superior se ven obligadas a ajustar sus presupuestos afectando la calidad. Algo similar ocurre en el sistema de formación para el trabajo. El Sence aparece como un feudo difícil de transformar, financiado por recursos públicos de mínimos impactos reales. Se suma a esto una...

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