Microcosmos - 6 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 704616285

Microcosmos

Me pasa cuando regreso de vacaciones que me asalta una duda. Participo, como todos, de esas conversaciones habituales donde cada uno cuenta con entusiasmo lo que hizo durante el asueto. Es entonces cuando me invade la duda. Mis interlocutores generalmente se han subido a aviones, han bajado ríos, han conocido culturas exóticas, han capeado olas, han escalado montañas, se han bañado en aguas turquesas, han probado comidas extravagantes, han visitado familiares, han navegado por mares cálidos y lagos ventosos, han vivido el éxtasis de fiestas y carnavales. Yo nada de eso. Mis vacaciones consisten en instalarme en un lugar del sur de Chile, siempre el mismo, con el único plan de no moverme de ahí hasta mimetizarme y aburrirme. Cero aventura, pura rutina; una rutina doméstica, material, práctica, de caminar de allá para acá reparando, limpiando, construyendo, cocinando.

¿Estará bien, me pregunto? ¿No estaré desaprovechando las vacaciones? ¿No será mejor secretar adrenalina?

No es esta la primera vez que me cunde la duda. Cuando parto, siempre me voy con planes de emprender alguna iniciativa fuera de lo común -visitar amigos, ir a lugares desconocidos, recorrer ciudades cercanas-, pero termino impajaritablemente por desistir, admitiendo con algo de rubor que quedarme quieto en ese microcosmos que me recibe cada verano, hasta el punto de sentirme parte de él -ficticiamente, lo sé-, es mi auténtica fuente de placer y descanso.

¿Será la edad? Seguramente. Recuerdo la escena en una novela de Vila-Matas. Están reunidos en su tertulia habitual unos hombres mayores. Uno de ellos, cuya mujer acababa de dejarlo, declara que lo que desea es abandonarlo todo y viajar a lugares que siempre ha querido, pero no ha podido conocer porque a su mujer no le gustaba viajar. Entonces uno de ellos, que lo ha escuchado con atención, le dice: "Nunca hay que viajar adonde no se ha estado antes, porque trastorna: hay que volver donde ya se ha estado". Bueno, por eso voy siempre de vacaciones al mismo lugar, eso sí que con mi mujer de siempre.

Me sucede también...

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