Michel Onfray y el libro que dedicó a su padre muerto - 30 de Abril de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 637357989

Michel Onfray y el libro que dedicó a su padre muerto

Tenía que sonarse la nariz; lo hizo, una, dos, tres veces. El hijo miró al cielo y dijo: "Esta noche no veremos la Estrella Polar". "No", respondió el padre, "esta noche el cielo está cubierto". Y, a dos meses de cumplir 89 años, murió, de pie, "como un roble alcanzado por un rayo, que, golpeado por el destino, hubiera tolerado caer al fin, pero sin dejar de rehusarse"...

El roble cayó en los brazos de su hijo, este lo alzó, después lo sentó contra un muro y, cuando ya era claro que no volvería, lo recostó en el suelo.

Michel Onfray es filósofo, es francés y, en el país de los intelectuales públicos, es uno de los protagonistas: en más de 80 libros -tal vez los más conocidos sean los volúmenes de su "Contrahistoria de la filosofía"- ha defendido el materialismo, el hedonismo y el ateísmo. Es, también, el hijo en la historia contada arriba, narrada por él mismo en su libro más reciente: "Cosmos. Una ontología materialista" (Paidós), en el que Onfray diserta sobre el tiempo, la voluntad de poder, ética, lo sublime... Y que, sin embargo, no es un tratado de filosofía, sino, más bien, una crónica filosófica: "sabiduría vivida" puesta en el papel. O, para que no suene a autoayuda, digamos que es el rastro de una vida filosófica, mundana, profana. Una vida aprendida -si hemos de creerle al autor- más de ejemplos como el de su padre -un trabajador, campesino, de vida al ritmo de la naturaleza, con rutinas sin prisa, ajeno a la moda, 38 años mayor que su hijo- y menos de libros y academias de filosofía.

Una "ontología concreta", una "metafísica aplicada" que se traduce en un "saber poscristiano", "un epicureísmo trascendental" -pero no metafísico-, según el cual el mundo es conocible, el conocimiento construye la felicidad y nos prepara para la muerte; y la felicidad es librarse de las mitologías, de las religiones que invitan al ascetismo, a morir en vida.

Onfray no cree en la inmortalidad del alma ni en ninguno de los relatos religiosos que quieren hacernos creer que la muerte no es tal y que la vida sigue de algún modo. No obstante, este nuevo libro es, de alguna manera, un lazo post mortem con su padre. Una trascendencia en el mundo. Una memoria. Más aún, siente que es su primer libro, pues -explica en un correo electrónico- "procede de una experiencia fundamental en la vida de un hombre, y de un hijo: la muerte de mi padre en mis brazos, en la noche, después de que hablamos de la Estrella Polar, con la que él me había enseñado la existencia en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR