Las metamorfosis de la idea de justicia por Hans Kelsen
Autor | Hans Kelsen |
Páginas | 151-183 |
Hans kElsEn
Profesor la Universidad de California
las mEtamorfosis dE la idEa dE justicia
153
introducción: justicia y dErEcHo
S
i denimos el derecho como un orden coactivo establecido por la costumbre
o la legislación (en el sentido más amplio de este término) y si admitimos
que ese orden no es necesariamente, por su naturaleza propia, justo — en uno u
otro sentido de este término ambiguo —, tendremos que tratar a la justicia como
un concepto diferente del de derecho. La diferenciación de las dos nociones es
perfectamente compatible con el hecho de que la mayor parte de los ordenamientos
jurídicos positivos se presentan a sí mismos —ideológicamente— como justos
y de que frecuentemente concuerdan, más o menos, con una idea de la justicia
que prevalece dentro del grupo dominante. Pues esta idea de la justicia puede no
ser idéntica a la que prevalece dentro de otros grupos, sea el sometido o el que
gobierna en otro país; y esta disconformidad en nada desmerece al orden coactivo,
si está rmemente establecido, de su carácter de derecho positivo.
El concepto de derecho designa una técnica especíca de organización
social; la idea de la justicia, un valor moral.
Si bien el postulado metodológico de separar el concepto de derecho de
la idea de la justicia parece ser evidente de suyo, en el pensamiento político
no cientíco, así como en el habla corriente, ambos son constantemente
confundidos. Esta confusión se ve favorecida, provocada incluso, por la
tendencia ideológica recién mencionada; presentar, y esto signica justicar,
a un ordenamiento jurídico dado como justo. Es evidente que la tentativa de
evitar esta confusión de ningún modo va en detrimento de la exigencia de que
el derecho positivo sea justo. Esta exigencia es incontestable; la cuestión es:
¿qué se signica con ello? Distinguiendo claramente entre derecho y justicia,
se pone a esta pregunta en primer plano. Pese a ello, el intento cientíco
de tratar al derecho y a la justicia como dos problemas distintos — el uno
un problema de técnica social, el otro un problema ético—, frecuentemente
encuentra una oposición apasionada, cuyo carácter sentimental antes que
racional, pone al descubierto su trasfondo político- ideológico.
i
1. La justicia como felicidad
El eterno interrogante por la justicia parece ser uno de los problemas
genuinos cuya solución no consiste en una respuesta correcta sino en una
corrección de la pregunta; es decir, en substituir un interrogante por otro que
se pretende más preciso. La resignada máxima: el hombre no puede encontrar
la verdad, pero puede aprender a hacer mejores preguntas, conviene, más que
a ningún otro, al problema de la justicia.
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