En la mente de Cristián Labbé
-¿Qué pasó, alcalde?
-Todo tiene su época -dice jadeando, con la voz rasgada por los cuarenta cigarrillos que solía fumarse al día y que dejó hace un par de años después de instalarse un stent en una arteria.
 Es lunes. Es otoño. Son las 11 de la mañana y el alcalde está agitado bajo su traje oscuro. Acaba de caminar unas pocas cuadras, cuatro o cinco, a paso lento, por la calle Pedro de Valdivia, para ser entrevistado paseando por la comuna, pero pide regresar al cobijo de su oficina en el Palacio Falabella. Y apenas cruza el umbral de la municipalidad, un hombre se le acerca y le pasa rápido, sin mirarlo, una botella de agua mineral helada. La abre y la bebe.
-¿En qué minuto pidió agua?
-Es que me conocen -dice.
Cristián Labbé lleva 12 años encabezando esta comuna. Y es indudable que su gestión ha sido exitosa: en la primera elección su triunfo con 22% de los votos fue considerado una sorpresa. En la última, con el 64%, un voto de confianza que abarca incluso a quienes discrepan con él en lo político y en su peculiar estilo.
-Deber haber una parte de los que votan por usted que no lo toleran.
-Sí y me lo dicen: "Alcalde, estoy en sus antípodas, pero voy a votar igual por usted todas las veces". También hay gente de derecha que no me soporta, gente más liberal de RN, la Lily Pérez, ponte tú, que ha dicho públicamente que no quiere que siga siendo alcalde, la cabrita Sabat.
También recibe insultos cuando camina por la calle.Â
-Me echan la choriada todos los días -admite-. Me río nomás.
Cuando llegó a la alcaldía, Providencia iba con una curva de despoblamiento pronunciada porque, según él, la comuna había perdido el encanto y era el lugar donde vivían los viejos. Hoy tiene el primer spa público, un sistema de arriendo de bicicletas de nivel europeo que se quisieran otras comunas, tiene vida de barrio, es limpio, la plusvalía de las propiedades va en aumento, buenos colegios públicos y privados, privilegios para el adulto mayor, avenidas arboladas que no se podan, estacionamientos subterráneos, vida bohemia.
-La evidencia es que si le subes el valor del metro cuadrado, la encantas un poquito, la humanizas otro tanto, la ciudad se pone atractiva, aspiracional y nos hemos ido así para arriba- dice.
Y define:
-Treinta y cinco a cincuenta años, ése es nuestro target, el joven Liguria -dice por el taquillero bar, y asegura también que es muy amigo de su dueño Marcelo Cicali.
Sigue:
-Los Dinks, double income, no kids -dice en un inglés chapurreado, la definición para parejas con doble sueldo y sin hijos-. Providencia es la gente joven y ecléctica.
-¿Mira hacia otros lugares para inspirarse, Berlín, quizás?
-París.
-¿También París?
-No, no también. Primero París y también las demás.
-¿No será algo soberbio?
-Si de cachiporra no ha muerto nadie.
-Al mismo tiempo, usted es una persona que arrastra un mundo más antiguo, tradicional, conservador, pinochetista...
-¿Qué tiene que ver que la...
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