Memoria del olvido - 30 de Agosto de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 456925230

Memoria del olvido

Cuando los países pierden memoria, o la silencian, sucede lo mismo que con las personas: dejan de ser ellos mismos. En el caso de los individuos, perder memoria, como ocurre a veces con la gente mayor, equivale a ser despojados de sí mismos, más allá de la permanencia de ciertos rasgos físicos reconocibles, mientras que en el de los países la pérdida de memoria, o su acallamiento cuando ella molesta demasiado, los transforma en copias no conformes con el original, en sombras deformadas que no se corresponden con aquello que las proyecta. La memoria de los sujetos individuales tiene una base neuronal, y la de los países también, porque estos, por sí mismos, no cuentan con esa capacidad. Lo que se presenta como memoria de un país no es sino la que de él tienen y conservan sus habitantes, sus colectivos, las sucesivas generaciones.

La memoria es una virtud intelectual, de manera que si la perdemos o renunciamos a ella, lo que se daña es nuestra inteligencia. Virtud, la memoria, porque se adquiere y preserva por repetición de actos memoriosos, y virtud, asimismo, porque tiene que ver con el bien de la vida individual y colectiva. Una vida sin examen, que no es otra cosa que una vida sin memoria, no vale la pena ser vivida. Sin memoria, junto con perder tanto identidad como inteligencia, nos eliminamos como sujetos morales capaces de escrutar en el fondo de sí mismos y de descubrir las cimas, las planicies y las cavernas de la existencia.

A la memoria se la designa también con esta otra elocuente palabra: retentiva. Sin esta, nuestras impresiones sensoriales -dice Zubiri- serían fugitivas y se comportarían "como un ejército en desbandada". La memoria retiene y a la vez evoca, registra algo como parte del pasado y lo trae de vuelta al presente. Un presente -decía Carlos Fuentes- que es el punto en que la memoria se encuentra con el deseo.

Cuando la memoria duerme, simplemente porque se durmió o fue deliberadamente adormecida, lo que tenemos es el olvido. Pero la memoria gana siempre la partida, puesto que es posible tenerla incluso del olvido. El olvido es tan misterioso como el recuerdo: en ocasiones perdemos recuerdos, en...

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