Memoria, hongos y bordados - 20 de Octubre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 819782765

Memoria, hongos y bordados

A través de dos exposiciones simultáneas, el santiaguino Máximo Corvalán-Pincheira (1973) facilita al público el mejor conocimiento de su obra. Exilios juveniles y su consecuencia ideológica se reflejan en lo que está presentando en el Museo de Arte Contemporáneo (Forestal). De orientación conceptual, ofrece acuarelas que colorean las listas con nombres de guías telefónicas, tanto capitalinas como neoyorquinas. Construyen un contrapunto entre desaparecidos de nuestro país y víctimas de las Torres Gemelas; es decir, se trata de vidas eliminadas por extremismos de uno y otro extremo político. Luego, el autor interviene, mediante intensidades variables del fuego, volúmenes del Informe Rettig. Más allá de su mensaje, cada uno de estos conjuntos se hallan organizados limpia y armoniosamente.Por entero diferente resulta la exhibición de Galería Artespacio. Ahí, desde un comienzo, pareciera nos recibe un lindo jardín floral. Su exótico protagonista es el moho natural, que ataca o simplemente vegeta la araucaria, nuestro árbol más genuino. Aumentada, fotografiada su visión desde la redondez del microscopio se la ofrece a través de dos posibilidades visuales. Una, de tinte más visceral, consiste en catorce imágenes directas -ediciones de cinco ejemplares cada una-, en blanco y negro, amalgamadas con palabras de luz de neón. Creando ese texto una unidad formal muy atractiva, ostenta cierta leve connotación irónica o bien se limitan a indicar las letras de un código genético. La otra versión comprende la imagen sin color del ocular de laboratorio, a la que se superpone la misma imagen calada a mano con bisturí -cual bordado-, recortada desde mapas en papel que comprende su expansión por los cinco continentes, incluyendo coloración. Con igual número de ediciones que la posibilidad anterior, corresponden a nueve trabajos, más uno que renuncia a integrar el fondo.Una tercera y única versión del personaje se limita a entregarlo en forma de trozos de corteza, a la manera de corte transversal del tronco, y coronado por un verde letrero en movimiento horizontal que señala el código genético. Pero también se hace presente un importante par de esculturas. De veras hermosas, se encuentran construidas con amarras de cemento, alambre, ramaje de araucaria carbonizado y erizado con delgadas láminas metálicas o de ramitas del árbol. Desde estos dos "Amasijos" emergen aguas y esbeltos tubos de neón: ya azules, capaces de comunicar efecto misterioso...

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