Memoria e historia: los ecos del 73 en la narrativa chilena - 9 de Septiembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 738179861

Memoria e historia: los ecos del 73 en la narrativa chilena

"¿Hasta cuándo siguen con el golpe?", recuerda haber escuchado una y mil veces el escritor Luis López-Aliaga a mediados de los 90, cuando él empezaba como escritor. Tenía 27 años, un volumen de cuentos muy bien criticado, "Cuestión de astronomía", y era parte de un grupo de narradores que habían salido del taller de Antonio Skármeta. En esos días de esplendor de la transición a la democracia, cuenta Aliaga, se oía un mandato: "Me acuerdo perfectamente de un estado anímico que era casi una exigencia ambiental: no quedarse pegado con Pinochet", dice. El tiempo, sin embargo, pasó: al finalizar la primera década de los 2000, Aliaga, todos sus compañeros de generación y también autores más jóvenes estaban escribiendo precisamente de su experiencia en la dictadura.Algunos creen que influyó la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, pues en torno al 2013 -antes, durante y después- aparecieron libros de Nona Fernández, Alejandro Zambra, Álvaro Bisama, Marcelo Leonart, Leonardo Sanhueza, Roberto Brodsky, Arturo Fontaine, Alia Trabucco y del propio Aliaga, entre muchos otros, explorando desde múltiples ópticas los años de la dictadura. El mandato de los 90 había sido levantado. Pero, a decir verdad, nunca fue una orden tan estricta: durante la transición, novela tras novela, se hundieron en el tema, a veces de formas tan oblicuas como lo hiciera Alberto Fuguet en "Mala onda" (1991), y otras sin titubeos, como lo hizo Germán Marín en "El palacio de la risa" (1995). Y aún el torrente no ha cesado. O quizás están ensayando nuevas formas de narrar los hechos.Ecos de la memoriaCuando este martes se cumplan 45 años del golpe, los ecos del bombardeo seguirán oyéndose en la sociedad chilena, ya sea como el impacto que generaron críticas al Museo de la Memoria o en la nueva visibilidad del posible asesinato del Presidente Eduardo Frei Montalva a manos de agentes represores. Y por cierto, los ecos también están en nuestra narrativa. "Como es patente, el golpe del 73 marcó la cultura chilena, de modo tan poderoso que sus huellas permanecen vigentes no solo en el ámbito de la literatura. Las generaciones que copan el campo literario todavía, de modo predominante, se mantienen bajo la irradiación de esa magna explosión de dolor y frustración", dice el crítico literario de Revista de Libros, Pedro Gandolfo. Mientras que el profesor de Literatura de la Universidad Católica Rodrigo Cánovas, añade: "Hay dictadura para rato. Pero la literatura no es ahora una épica de la derrota o un proyecto nacional, sino un relato de familia y una construcción de una ética personal".Como dice Cánovas, muchas veces se trata de un...

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