Médicos con fronteras
Esta es la situación que quedó al descubierto hace un mes, tras la renuncia del único oncólogo infantil de Punta Arenas, Fernando Bracho, dejando 37 niños con cáncer sin doctor. Las autoridades de Salud anunciaron que enviarán a dos hematooncólogos desde la Región Metropolitana para controlar a estos pacientes. Sin embargo, no será suficiente. Para continuar con los tratamientos de quimioterapia, cuatro deberán trasladarse a Valdivia o a Santiago.
Edith Jofré regresó a Punta Arenas, su ciudad natal, en septiembre de 2015, luego de haber terminado la beca en la Universidad Católica. Ser la única especialista de la ciudad, dice, implica trabajar sin colegas con quienes compartir experiencias del día a día o a quienes acudir cuando se presentan decisiones difíciles. "Un poco para solucionar esto, hicimos un comité virtual con el oncólogo que está solo en Valdivia, el de Puerto Montt y el de
Coyhaique, y entre los cuatro tomamos decisiones sobre tratamientos puntuales. Nos hemos ayudado y apoyado entre nosotros, porque finalmente estamos solos".
A sus 32 años, la doctora Jofré se acaba de separar. Tiene dos hijos, de 8 y 6 años, y cuenta que por trabajo ha tenido que sacrificar aspectos de su vida personal: "El año pasado nunca pude ir ni a dejar ni a buscar al colegio a mis hijos. Hay cosas básicas que hacen las mamás que yo no puedo hacer porque el trabajo no me lo permite".
En 2014, un estudio del
Ministerio de Salud reveló que solo la mitad de los 37 mil médicos existentes en el país hasta ese año eran especialistas, y que el 60 por ciento de ellos trabajaba de forma privada. El resto debe encargarse del 80 por ciento de la población que se atiende en salud pública. En total, según el estudio, faltan 3.800 especialistas y subespecialistas. "Al menos deberían ser tres oncólogos por cada 100 mil habitantes y aquí soy la única para una población de 150 mil -dice Edith Jofré. Estoy peleando para que venga alguien a sostener mi trabajo, porque no voy a aguantar mucho tiempo así".
En el Hospital Clínico de
Magallanes no es la única que vive bajo el mismo peso: hay, además, un solo infectólogo y un solo broncopulmonar.
La arteria del problema
En octubre de 2005, Bernardo San Martín llegó a Punta Arenas tras ganarse un concurso que le aseguraba un cargo de planta en el Hospital Clínico. Con 35 años había terminado hacía poco de especializarse como médico broncopulmonar en la Universidad Católica, luego de haber cursado los primeros siete años de...
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