Médicos a bordo - 14 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 587144642

Médicos a bordo

Su doctora, Ana María Garrido, ha hecho todo lo posible con los recursos que tiene en el hospital, pero no hay mucho más que pueda hacer. Hace dos meses ella se enteró de que la Fundación Acrux y la Armada iban a ir a Chiloé a hacer un operativo de salud y que traerían a doctores especialistas de Santiago.

Apenas supo, llamó.

Al llegar a Castro lo primero que se ve son las lomas. Luego empiezan a aparecer las casitas de colores, después el mar, el famoso mall, y finalmente, frente a una plaza, el hospital. En toda la Isla Grande de Chiloé hay cinco hospitales, el más grande es el de Castro, que tiene 78 doctores, y el más pequeño, el de Quellón, que tiene seis. En total, hay 249 doctores para 167.695 habitantes. Menos de la mitad de los profesionales tiene alguna especialidad.

Los sábados, generalmente el hospital de Castro no atiende, pero hoy sí gracias al operativo de salud de la Fundación Acrux y la Armada trajo 87 médicos especialistas a la zona; 24 de ellos están en el hospital de Castro, y la sala de espera está llena. Entre el gentío se encuentra Ana Vargas, sentada en una silla de plástico. Ella es de Castro y trabaja como manipuladora de alimentos en un colegio. Sufre de displasia a la cadera y hace tres años que está en la lista de espera para ver un traumatólogo. En la isla hay solo seis especialistas, que el año pasado atendieron a 8.513 personas. Pero la lista no alcanzó a correr a su nombre. Ahora, finalmente, la llaman. Ana se levanta de la silla con esfuerzo y camina cojeando hacia la oficina donde la atenderán. Al rato sale caminando lento. "La doctora me dijo que me tenía que ir a Santiago o Valdivia, tengo que operarme", dice con resignación, aunque aliviada porque por fin sabe qué debe hacer.

Aún no viajará y calcula que lo hará en enero. Dice: "Ahora tengo que trabajar".

Baja complejidad

Álvaro Alvarado pasa la mayor parte del tiempo en su pieza del hospital de Ancud. En el muro verde claro tiene pegados pósters de físicoculturistas famosos, el deporte que practicaba antes de que su intestino prácticamente dejara de funcionar. Además, tiene una pequeña televisión y una máquina para hacer pesas, que pocas veces puede usar. Antes tenía músculos que sobresalían por todo su cuerpo, dice, pero ahora pesa 55 kilos y tiene el físico de un joven normal de 1,60 metros. Hace un año, tras varias operaciones, pesaba 35 kilos.

A principios de febrero de 2014, Álvaro tuvo su primera obstrucción intestinal. Fue trasladado al hospital...

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