Marsella, de la montaña al mar - 20 de Junio de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 869284851

Marsella, de la montaña al mar

P odrían jactarse los marselleses de tener uno de los cielos más azules de Francia. Es una de las ciudades que tiene más horas de sol en el país, y eso marca. Se dice que la gente du Midi (del Sur) se reconoce por su acento y su carácter festivo. Así, todo el año Marsella luce un cielo ultramar intenso, pero en los meses más fríos se levanta un mistral gélido que nos recuerda que Gabriela escogió su seudónimo para llevar el apellido de un viento poderoso. Y porque admiraba a Frédéric Mistral, gran poeta de estos lares, que escribía en provenzal y cantó a los pescadores y campesinos de su tierra.Desde la época de los griegos, Marsella ha sido un crucial puente entre África, el mundo árabe, el Medio Oriente y Europa. Sin embargo, hoy más que venir a Marsella, mucha gente solo pasa por la ciudad mientras va rumbo a la Provenza o la Costa Azul. Podría considerarse un desperdicio. Como pudimos comprobar mientras visitábamos a Jeanne y Alain Jourdain, un encantador matrimonio que vive hace casi medio siglo en las montañas del noreste de Marsella, entre la ciudad y Aix-en-Provence (una preciosa ciudad provenzal, que siempre le ha robado la película a Marsella, por lo que no se volverá a mencionar).Jeanne y Alain son fanáticos del excursionismo, así que muy pronto partimos hacia la montaña Sainte-Victoire , la misma que plasmara un centenar de veces Paul Cézanne, el gran artista de la Provenza y padre de la pintura moderna. "Es como nuestra montaña sagrada: tiene apenas un poco más mil metros, pero es un emblema de la región", había dicho Alain.Desde su casa ellos pueden verla como lo hacía Cézanne, y como lo hiciera luego Pablo Picasso, que en 1958 compró una gran propiedad del siglo XV, el castillo de Vauvenargues, a los pies de la mítica montaña. Y sigue mirándola, pues allí está enterrado. Sus descendientes lo han conservado tal cual, y a veces permiten visitas.Bueno, apenas decidimos el destino, los Jourdain sumaron a un par de amigos al plan y empezamos a preparar el almuerzo: en toda Francia, la comida es tan importante como la excursión. Hicimos un taboulé , popular plato importado justamente de los países árabes, de los cuales Marsella recibió una importante inmigración en el siglo XX, como también del resto de África y, antes, de italianos, armenios y corsos (se prepara macerando en limón cuscús o trigo bulgur, con tomate, cebolla y pepino cortados en cubitos, hojas de menta picada, y se refrigera para comerlo muy fresco). Los amigos...

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