Mariana, la hija rebelde de la DC
"Cuero duro" el de Mariana Aylwin, admiten amigos y detractores. De formación ursulina y criada viendo a su padre, el ex Presidente Patricio Aylwin, siendo a veces amado y otras fuertemente odiado, la polémica de estos días -cuando su advertencia en cuanto a que la reforma a la educación puede llevar a un "Transantiago" desató iras en la Nueva Mayoría- poco ha afectado su ánimo. Al contrario -dicen los que han estado con ella-, se siente "completamente libre" para defender sus posiciones, gozando una atención mediática que supera con mucho la propia del único cargo público que -tras haber sido diputada y ministra- hoy detenta: core de la Región Metropolitana.
Militancia tardía
Ya a las doce años era lectora ávida de las sesiones del Congreso, pero su entrada a la política fue tardía. Pese a que estudió Historia en la Universidad Católica entre fines de los 60 y principios de los 70, cuando el ambiente bullía y tomaban fuerza movimientos como el Mapu y el gremialismo, ella no militaba. El 11 de septiembre de 1973 la encontró casada y esperando a su primer hijo.
En el Instituto de Historia hizo a algunos de sus mejores amigos, como Sol Serrano, y formó parte de un grupo de investigadores preocupados por la historia contemporánea: junto a varios de ellos -su marido, Carlos Bascuñán; Cristián Gazmuri; Matías Tagle; Sofía Correa y la propia Serrano- son autores de "Chile en el siglo XX", un manual clásico sobre el tema. Esa década fue también la de sus primeros pasos como profesora, en el Saint George.
1980, el año del plebiscito que aprobó la Constitución, marcó la entrada de Mariana Aylwin a la política: entró a militar a la DC, participó intensamente en las organizaciones de mujeres opositoras al régimen militar y fue afianzándose como dirigenta.
Al Congreso y enfrentada con la Iglesia
Al llegar la democracia y ocupar su padre la Presidencia de la República, se mantuvo sin oficina en La Moneda pero colaborando con el gobierno: con Sol Serrano eran parte del equipo encargado de los discursos del Mandatario. Además -y como carta del sector "aylwinista"-, ocupó la vicepresidencia de la colectividad, en una directiva encabezada por Eduardo Frei.
Transformada en una de las promesas de la DC y con un apellido entonces imbatible, fue elegida diputada por La Florida en 1993. Aunque integró la comisión de Educación, el tema que le dio notoriedad fue otro: el proyecto que, junto al entonces diputado y hoy senador y presidente de la DC, Ignacio Walker...
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