El mapa de los recuerdos de Augusto Góngora - 4 de Agosto de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 736049165

El mapa de los recuerdos de Augusto Góngora

Augusto Góngora, periodista, 66 años, uno de los responsables de Teleanálisis, el recordado noticiero clandestino de los años 80, creador de la productora Nueva Imagen y por veinte años a cargo de los programas culturales de TVN, fija lentamente sus ojos azules en su esposa, la actriz Paulina Urrutia, y dice:-Es que nos conocimos de muchas maneras.Luego, se larga a reír.-¿Ves?, no se acuerda, pero en vez de decir "no sé", tira la pelota al córner. Eso se llama recursos y es lo que él más ha desarrollado en estos últimos cuatro años -dice Paulina Urrutia.-Aprendí a pasar piola -explica él.Paulina Urrutia y Augusto Góngora se conocieron en septiembre de 1997. Ella acababa de terminar una relación de siete años y él, una de las tantas que había tenido después de su separación. Él fue a verla al teatro y quedó encantado. Más tarde se consiguió su teléfono para invitarla a salir.-¿Qué iba a hacer yo con este caballero 17 años mayor? -dice Paulina Urrutia, recordando esa llamada que le pareció tan rara-. Para mí era como que me estuviera invitando a salir Sergio Livinsgtone. Pero era tan canchero y seguro, que dije ¿por qué no?Tres meses después, el 25 de diciembre, al salir del cine, él le dio el primer beso y le pidió pololeo. A ella, niña educada en las monjas, su forma de ser caballerosa la conquistó.-Él siempre ha hecho todo -dice.Es un domingo de julio y Paulina Urrutia está sentada en la terraza de un café de Ñuñoa. Augusto Góngora, a su lado, la escucha atento. A veces la interrumpe, otras, guarda largos silencios. Ella pide los cafés de ambos y, cuando llegan, abre el azucarero y le echa dos cucharadas a la taza de él y una a la de ella. Luego, toma una manta y la deja sobre las piernas de él.-Siempre fue olvidadizo, nunca sabía dónde dejaba las llaves -dice Paulina Urrutia-. Eso no fue un problema hasta fines de 2014, cuando empezó a pasar más seguido.Ese año Góngora hacía clases en un magíster de la Universidad Finis Terrae. Iba tres noches a la semana. Una de ellas, regresó a su casa con un topón en el auto y no se acordaba de cómo eso había pasado. Otra vez salió de clases y, simplemente, olvidó donde había dejado estacionado su auto. Paulina empezó a prestarle atención. La alarma saltó cuando, en el cumpleaños de uno de sus amigos, mientras le cantaban al festejado, él le preguntó: "¿Quién está de cumpleaños?".-Una tía mía, la Galita, tuvo alzhéimer y yo participo en la Corporación de Enfermos con Alzhéimer. Entonces, me di cuenta de que nada de esto era normal -dice la actriz.Fueron al doctor y, tras unos exámenes, el diagnóstico fue lapidario: trastorno cognitivo leve de tipo amnésico.-Pucha, el nombre largo -dice él con humor-. Lo que yo tengo es alzhéimer.-Augusto, ¿no le complica decir que tiene alzhéimer?-Ahora, no. Cuando llego a alguna parte lo primero que digo es que tengo algunas dificultades, porque tengo alzhéimer.El padre de Augusto Góngora era empleado bancario y su madre inspectora de colegio "y muy católica", recuerda su hijo. Ella siempre tuvo la secreta esperanza de que él terminaría siendo cura.-Pero yo nica -dice Augusto, moviendo lentamente el dedo índice de izquierda a derecha.No fue cura, pero sí se relacionó con el mundo eclesiástico. Fue cercano a Cristián Precht, el sacerdote que organizó la Vicaría de la Solidaridad y trabajó con el cardenal Raúl Silva Henríquez, cuando empezó -con 23 años- a editar la revista Solidaridad, una publicación...

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