Mamá en 3 tiempos - 8 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 716211693

Mamá en 3 tiempos

Estaba sola. Al padre de su hijo lo había dejado de ver en el quinto mes de embarazo, en su familia había despertado desde preocupación hasta desmayos, y en sus compañeros de universidad, juicios que iban desde su irresponsabilidad por embarazarse hasta por su decisión de no abortar:

-Yo viví una pasión irrefrenable, un amor por el que me la jugué más de lo que debería, quizás. Él era un ser maravilloso, encantador, inteligentísimo, pero muy complejo. Decidió dejarme a mitad del embarazo y regresar con la que había sido su mujer. Y yo tampoco ayudé a que se acercara más. Todavía me acuerdo que le dije "Sabís que más, o tú cortas este cordón umbilical con tu mujer o esta cuestión se terminó". !Y se fue poh¡ Me la lloré toda, esa tarde completa. Me acuerdo patente de la reja verde, verlo caminar por el pasaje, acá mismo, en Bello Horizonte. Qué manera de llorar, lloraba, lloraba y lloraba.

Magdalena Max-Neef, actriz y locutora radial, con una reconocida carrera como comediante, está sentada en un café de calle Colón casi esquina Manquehue, y dirige una mirada nostálgica -llena de ternura- hacia el exterior. Estos barrios donde hoy pasa a dejar cada mañana al colegio San Juan Evagelista a sus hijas Elisa, de 17 años, y Sofía, de 15; además de sus nietas Sara, de 13, y Micaela, de 11; son los mismos que recorrió en su juventud.

Era el políticamente efervescente año 1981 cuando, con 19 años, la menor de las tres hermanas Max-Neef de Amesti trataba de cumplir como estudiante de segundo año de Teatro en el Campus Oriente de la UC, mientras esperaba a Matías, hoy de 36 años.

-El 17 de diciembre di mi último examen del año y dos días después partí al hospital -recuerda-. Sentía dolor, pero no demasiado. Entonces no viví nada de eso de agarrarse al catre, sufrir, gritar, transpirar. Y viene una enfermera que me muestra a esta guagua, que era bien amarillo, bien parecido a mi papá, y yo lo miro con curiosidad. Lo miro, lo miro, lo miro... y de repente la enfermera, con rabia, me dice "pero dele un beso por lo menos, señora".

Magdalena vuelve a sentir la rabia de ese momento, y se rebela:

-Me pareció tan violento. Qué me tenía que andar diciendo ella lo que tenía que hacer yo con mi guagua, cómo tenía que vivir el proceso. Claro, a uno le cuentan que nace la guagua, que es un momento sublime, que muchas mamás lloran y se emocionan porque es el momento más maravilloso de la vida, pero para mí fue un momento sorprendente. Lo quería mirar, quería conocerlo. Y, claro, después ya me empecé a enamorar. Por eso me cargan todos estos estereotipos que se construyen en torno a la maternidad. No todas la tenemos que vivir igual.

Magdalena ha construido una carrera en la actuación que le ha valido fama televisiva, en los años 80 en la serie "Los Venegas", y en las tablas al alero del Teatro Aparte, grupo de ex alumnos de la UC responsable de éxitos como "¿Quién me escondió los zapatos negros?" y "Yo, tú y ellos". En sus creaciones, el colectivo ha dado cuenta, siempre desde el humor, de los procesos traumáticos que vivió su generación, una que hoy se acerca a los 60 años de edad. Magdalena elabora su historia de maternidad con el mismo recurso, revelando sus profundos dolores a través del humor. Definirla como comediante también sería estereotipar.

-Para mí no era importante formar una familia tradicional, de mamá, papá e hijo, solamente me interesaba si había una relación de pareja. Y como yo tenía una rabia parida con él, quería venganza. Y lo logré. Después de tener al Matías, pensé: 'espérate no más. Me voy a poner regia y vas volver de rodillas'. Hice todas esas cosas que hacemos las separadas: me corté el pelo...

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