El giro de Dilma: el malestar popular obliga a la Presidenta a mostrar una nueva cara - 30 de Junio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 517210958

El giro de Dilma: el malestar popular obliga a la Presidenta a mostrar una nueva cara

Cuando fue elegida a fines de 2010, Rousseff venía de ser la jefa de gabinete de Lula da Silva, pero era apenas conocida por el gran electorado brasileño. Tenía fama de burócrata y buena gerenta, cargaba con una imagen de mujer dura, con poco carisma. Pero a su lado siempre estaba Lula, en la cresta de la ola de su popularidad, asegurando que su ahijada política -su marioneta para algunos- cumplía con el perfil perfecto para convertirse en la primera Presidenta de Brasil, un país en ascenso, en pleno proceso de inclusión social y modernización, potencia económica cuyo PIB cerró ese año con un crecimiento récord de 7,5%.

Apenas asumió el poder en 2011, llegaron los primeros cambios. Frente a las denuncias de desvíos de fondos e irregularidades que afectaron a siete de sus ministros, la mayoría ex colaboradores de Lula, no dudó en pedirles la renuncia y en declarar una postura de tolerancia cero frente a la corrupción. Se ganó el mote de faxineira ("limpiadora") y comenzó a adquirir peso propio, lo que alimentó los rumores de distanciamiento de Lula, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y de las otras fuerzas de su base aliada, que se quejaron de que no eran atendidos.

Mientras tanto, para horror del PT, se acercó al ex Presidente Fernando Henrique Cardoso: reconoció que la estabilidad económica y el combate a la inflación habían sido logros de la administración del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y buscó reaproximarse a Estados Unidos tras varios años de una política exterior que había privilegiado los lazos con América Latina y las relaciones con algunos países notoriamente antiestadounidenses, como Irán y Cuba.

"Sectores que nunca antes habían apoyado a Lula, de la clase media alta, más conservadora, le dieron su respaldo a Dilma y entró en una suerte de luna de miel con la mayor parte de la sociedad. Eso, hasta que empezaron los problemas económicos y el optimismo del país se modificó con sus fallas en la conducción de la economía", dijo a La Nación Paulo Kramer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.

Afectada por la situación mundial, la economía brasileña creció un decepcionante 1% en 2012, año en que Rousseff se enfrentó al empresariado debido a sus esfuerzos por controlar las tarifas en las concesiones de infraestructura. Nuevas y necesarias licitaciones, sobre todo aeropuertos y rutas, fueron demoradas y al final se realizaron bajo un modelo que mantenía un fuerte...

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