¿Por qué tenemos mala memoria de las epidemias? - 5 de Julio de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 845801369

¿Por qué tenemos mala memoria de las epidemias?

Lo llaman Cementerio de los apestados, tiene cruces blancas, de madera, y una fosa común; está en las faldas del cerro Huilquio, en Rengo, comuna de la Región de O'Higgins, más precisamente en la localidad de El Cerrillo. Según una crónica del medio local Rengo en la Noticia, el lugar data de 1900, aproximadamente, y recibió a las víctimas de una epidemia de viruela o cólera. En el norte, en Sierra Gorda, en la ruta que une Antofagasta y Calama, hay otro Cementerio de Apestados, uno de varios en la región, en donde se inhumaban los cuerpos de muertos por la peste bubónica, a comienzos del siglo XX.En sus trabajos como historiador de la salud, a Marcelo López, profesor de la Facultad de Medicina UC, le ha tocado conocer ese tipo de sitios en algunas localidades. "Son parte de la memoria de esos pueblos, pero falta hacer una especie de catastro nacional", cree López. Lo dice pensando en la construcción de una memoria nacional, en recoger el testimonio "de gente que aún conserva ese recuerdo como un relato familiar".Chile tiene una historia de epidemias y pandemias. Hace un siglo la gripe española mató a más de 40 mil chilenos y a fines de los años 50 una pandemia de gripe H2N2, a entre 5 mil y 8 mil personas. Antes, entre fines del siglo XIX y principios del XX, la viruela mató a 38 mil, y el cólera, entre 1886 y 1888, a 28 mil. También se pueden mencionar, a lo largo de la historia republicana, epidemias de viruela, tifus, sarampión, tuberculosis, el VIH. Sin embargo, a diferencia de otras calamidades, no parece haber memoria o cultura en torno a este tipo de catástrofes; es más, probablemente no se piensa en ellas cuando se habla de "catástrofes naturales".La pandemia de covid-19 que hoy ocupa nuestra atención nos pilló de sorpresa, sin mayores referencias para intentar entenderla, quizás para aquilatarla. "Sabemos lo que pasa en un terremoto, está asimilado, tenemos susto, pero sabemos lo que va a ocurrir. Uno se recupera, volvemos a la normalidad, hay gente que incluso tiene preparada una mochila, en fin", dice López. Hay una memoria, agrega, pero no ocurre lo mismo con las epidemias, y eso se hace evidente con la que enfrentamos hoy: "No teníamos eso, así es que estamos en un período de aprendizaje; y eso tiene costos, como, por ejemplo, la adhesión de las personas a una cuarentena".La falta de historiaCuando Paula Caffarena estaba haciendo el doctorado en Historia, su profesor guía, Rafael Sagredo, le llamó la atención sobre un hecho: la llegada de la vacuna contra la viruela a Chile, en 1805, no aparece en las cronologías que recuerdan los principales hitos de la historia de Chile. Profesora de la Universidad Finis Terrae y autora de "Viruela y vacuna. Difusión y circulación de una...

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