Cuando Mahmud Aleuy era Francisco García - 29 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 546369078

Cuando Mahmud Aleuy era Francisco García

-Varias veces estuve cerca de que me detuvieran. Recuerdo cuando nos íbamos a juntar en un centro cultural en Almirante Barroso y quise llegar antes. Cuando llegué a la calle vi a la CNI. Vi que habían atrapado a varios y seguí derecho por la Alameda.

Mahmud Aleuy, entonces Francisco García, sabía bien las reglas: no podía caminar por el mismo trayecto. Si se repetía un punto de reunión, había que llegar un poco antes o un poco después. Si tenía que juntarse en una esquina abierta, no podía esperar más de tres minutos; si era un lugar cerrado, solo podía estar cinco minutos.

-En esos años uno tenía que hacer mucho esfuerzo para no acordarse de los nombres. Las personas eran solamente caras.

Un mes en coma

Mahmud Aleuy nació en Valdivia y pasó su infancia entre Temuco, Concepción, Angol, Aysén, Chillán y Santiago. Su abuelo paterno, el primer Mahmud Aleuy en Chile, era de origen libanés y comenzó a trabajar como vendedor hasta convertirse en un comerciante reconocido. Su hijo, el segundo Mahmud, trabajaba como constructor y su esposa era dueña de casa.

A los 4 años, Mahmud Aleuy, el tercero en la familia, se obsesionó con una yegua de su campo, una de las más ariscas. En una trilla en Temuco, se subió a la yegua. Ella no esperó y se levantó en sus dos patas. El ruido de la cabeza de Mahmud azotándose en el piso y su llanto alertaron a un trabajador del campo, que lo levantó con rapidez del piso. Lo subieron a la avioneta de la familia y lo llevaron al hospital de Temuco. Abrieron el lado derecho de su cabeza, buscando un coágulo. No encontraron nada y tuvieron que abrir casi todo el contorno de su cerebro.

Por un mes estuvo en coma. Cuando despertó, lo primero que dijo fue que tenía hambre y su familia celebró. Pasó meses internado en el hospital, mientras a su padre lo trasladaron a Santiago por su trabajo. Con su esposa tenían que viajar para ver a su hijo en Temuco.

Mahmud se demoró un año en volver a aprender a caminar y leer. Tuvo la cabeza enyesada y luego, cubierta con vendas. Pasaba las tardes debajo de un parrón, donde lo dejaban sentado para que no se moviera. No jugaba con otros niños porque se podía caer o golpear.

Años más tarde, su padre se dio cuenta de que Mahmud cojeaba al volver caminando del colegio. Le preguntó si le pasaba algo y él le mostró las piedras que llevaba en sus zapatos. "A los 12 años yo pensaba que sentir dolor era como un demérito, entonces me ponía piedras y caminaba. Creía que era un entrenamiento, como las personas que levantaban pesas", recuerda el subsecretario del Ministerio de Interior. "Eso me sirvió para resistir el dolor después".

A los 13 años, Mahmud Aleuy entró a la Izquierda Cristiana (IC), partido político creado en 1971 y donde su padre también militaba. El 11 de septiembre de 1973, Mahmud tenía 14 y estudiaba en Concepción. "Estaba en un colegio muy de derecha y éramos solo dos upelientos. Íbamos en octavo básico y el día del golpe un grupo de alumnos más grande nos pegó en un pasillo".

Mahmud terminó sus estudios en el colegio San Ignacio El Bosque, de Santiago, donde usaba el pelo largo y le gustaba salir a bailar.

Después de no lograr el puntaje que necesitaba para estudiar Ingeniería, Mahmud Aleuy entró a Construcción Civil en la Universidad Católica. Duró un semestre y se cambió a Ingeniería Civil en la Universidad de Chile.

Comenzaba su carrera política y su nueva identidad.

"Era muy, pero muy piola"

Mahmud Aleuy tiene la voz grave y profunda, y su rostro serio parece inmutable. Está sentado en su espaciosa oficina en la Subsecretaría del Interior, decorada con grandes cuadros. Fuma con rapidez sus cigarros Kent 1 y viste como generalmente lo hace: con camisa blanca y un holgado...

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