Magdalena Piñera echenique 'El poder pasa como el agua' - 10 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 708173201

Magdalena Piñera echenique 'El poder pasa como el agua'

Yo creo que Sebastián Piñera 2.0, como dicen ahora, es una persona que ha madurado, basta verle la cabeza canosa. Creo que es muy inteligente y, más de lo que se cree, mucho más intuitivo de lo que aparenta ser. Se vende mal.

A pocas semanas de la asunción a la Presidencia de Chile de su hermano, Magdalena, la menor de los seis Piñera Echenique -quien fue una niña un poco díscola, a pesar de su crianza intelectual y competitiva-, dice que los últimos años han sido de los más fuertes en su vida. Fue abuela por primera vez -hace un año y medio nació Martín, de su hija Olivia-, una alegría rejuvenecedora, pero también sufrió una gran pena: en junio de 2017 se fue la mayor del clan, Lupe, por un cáncer fulminante al colon. Guadalupe, la Piñera del bajo perfil, una madre de familia con seis hijos, vivía siete pisos más arriba en su mismo edificio en El Golf. La muerte de Lupe y la asunción al mando de su hermano Sebastián le permiten a Magdalena 'Pichita' Piñera dejar traslucir uno de los imperativos de este clan: la lealtad.

-Yo creo que a nosotros (el triunfo de Sebastián) nos pilló viejos. Ninguno se confunde un segundo. Ninguno, de la Lupe para abajo, nunca se confundió. Somos una familia muy común y corriente. Mi mamá era una mujer muy aterrizada, muy con los pies en la Tierra. (La Presidencia) no nos influye en nada. Sí, cuando ando por la calle, hablo más despacio: oigo de repente 'la hermana de Piñera', y me hago como la que no oigo nada. Me da cierto pudor. Tampoco vemos tanto a Sebastián. Cuando lo vemos es familiarmente, para la Pascua o los cumpleaños, y no le andamos preguntando qué ley va a promulgar. Ni qué cree él que va a hacer Evo Morales en La Haya. Tenemos un sentido muy aterrizado de que el poder pasa como el agua.

Y cuando al Presidente de Chile la cosa se le pone dura, ella y sus hermanos arman un salvataje.

-Yo siento que, en la medida de lo posible, lo que buscamos es apoyar a Sebastián, hacerle la vida fácil. Si él tiene un mal momento, yo voy para allá y me tiro arriba de la cama entre ellos dos. Cuando él lo pasa mal, yo voy. Y no nos decimos 'te quiero mucho y yo a ti también, qué gusto más grande, te eché de menos'. Ese fraseo no lo tenemos. Nos damos la palmotada, nos echamos la talla. El humor lo ocupamos como un recurso útil para relacionarnos. (...) Cuando hay un momento duro para él, vamos y nos sentamos. Y él pregunta: '¿A qué vienen?'. !Y sabe a lo que venimos, porque no vamos a venir a comprar pan, pues¡ Vamos el Polo, yo, también iba la Lupe, a su casa. Yo trabajo con él, pero a la oficina, si es chacota, no. Y a esta oficina que tiene ahora, menos.

-¿En qué momentos han ido?

-Íbamos en momentos difíciles en lo político. O de deslealtades, de dolores o de soledad. !Si el poder es muy solo¡ Hemos ido algunas veces, el Polo, Miguel, la Lupe y yo. Y nos paramos ahí, pero sin fraseo.

Este sentido de hermandad es fuerte. Y es que la mamá del clan, Magdalena Echenique Rozas -una mujer de carácter a quien no le venían con cuentos-, les dejó antes de morir la tarea de cuidarse en duplas.

-Sebastián ha cumplido un rol con Miguel, porque mi mamá le dejó dicho. Ella encargó duplas, era bien habilosa la vieja.

-¿Y Miguel se ha hecho cargo de Sebastián?

-!Mucho¡ Es muy cariñoso, no me lo miren en menos. Es tierno, lo palmotea, va para allá cuando Sebastián...

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