Madres cinematográficas... - 8 de Mayo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 903028199

Madres cinematográficas...

Todo parte con el pequeño Michele cayendo por las escaleras. El instante en que la vida de Irene Girard se triza sin remedio. El niño solo trataba de llamar la atención de una mamá abocada por entretener a sus huéspedes, pero su intento sale mal: se fractura la cadera y muere a los pocos días en el hospital, a causa de un coágulo. Escenario de pesadilla imaginado por Roberto Rossellini, en Europa '51 (1952), historia de expiación de una madre que en adelante verá a su hijo en el rostro de cada persona necesitada, al punto que quienes la rodean comienzan a preguntarse si acaso esta mujer no está perdiendo la cabeza. La misma pregunta que muchos espectadores se hacían entonces respecto de Ingrid Bergman, la protagonista del filme, que poco antes había abandonado un matrimonio "bien constituido" para entregarse a los brazos de Rossellini durante el rodaje de Stromboli , escandalizando por igual a suecos, estadounidenses, italianos y hasta la curia romana, que condenó el divorcio de la actriz y su inmediato matrimonio con el director. Pasarían varios años antes de que la actriz fuese "perdonada", Europa '51 identificada como obra maestra y Renzo, Isotta e Isabella -los hijos de estos amantes en fuga- fuesen por fin reconocidos y validados ante la opinión pública. Algo, eso sí, no se recuperó: tal como ocurre con el personaje de su película, Bergman sería en adelante identificada en clave de mujer excéntrica, difícil y, colmo de los colmos, vista como una "mala madre". De esas que dejan abandonados a su marido y a su primer hijo, para irse con otro, cualquier otro.Lo que los campeones de la moral que la señalaron con el dedo nunca entendieron o confundieron sin remedio es la fundamental diferencia entre los roles que la actriz interpretó en Hollywood (usualmente virtuosos o abnegados) y los dilemas privados de la persona real. Así como ya no podían creer en Ingrid Bergman como heroína romántica, tampoco la toleraban como madre sufriente. El hechizo de la estrella de cine se había roto. ¿Por qué?La razón es simple. Ser madre en la pantalla no es ni una condición ni un rol ni una vocación. Es un arquetipo. Uno que ha sido moldeado más para satisfacer que para desafiar las expectativas del que mira. En un pasado no muy distante, solía ser el único rol posible para actrices que traspasaban cierta edad, algo que hoy nos puede parecer hasta bárbaro. Algo hemos avanzado, pero no hay que hacerse ilusiones desmedidas con las madres fílmicas: en el mejor de los casos, lo que...

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