La madre sensei de Marko Zaror
Su sensei, Enzo Ramírez, una vez le dijo: "Gina, si tú fueses hombre, no habría nadie en el planeta que te pudiese pegar. Nadie. La velocidad que tú tienes no la he visto jamás".
Pero ese día de verano que no recuerda bien si fue a fines de 1976 o principios de 1977 todo fue distinto. En pleno entrenamiento se paralizó. Su maestro, extrañado, detuvo el combate. Gina se tomó el vientre con las dos manos, se encorvó y dijo: "No puedo. No puedo".
En ese instante sintió -supo- que gestaba a su primer hijo. Al cineasta, al actor, al karateca, al acróbata y empresario, a la estrella de las películas de acción hechas en Chile, Mirageman, Kiltro y Mandrill. Al Bruce Lee chileno. A Marko Zaror.
-Fui su espejo -dice Gina.
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Es septiembre y el atardecer que cae sobre Santiago es de todos los colores. Está recostada sobre una chaise longue en el jardín de su casa frente a la piscina, con una copa de sauvignon blanc en una mano y un cigarrillo en la otra.
Aspira tabaco. Exhala. Se pone seria.
-De mis tres hijos, Marko fue el único que siguió el camino riguroso, el camino de las espinas.
Gina Aguad tiene hoy algo más de cincuenta años y como el atardecer que observa, su vida pareciera ser un caleidoscopio. Es peruana. Es árabe. Es chilena. Es italiana. Estudió diseño gráfico, fue diseñadora de modas. Pinta, cultiva plantas, solía practicar la meditación trascendental. Canta, baila, fue surfista. Entrena artes marciales apenas una hora, tres veces a la semana, pero tiene el cuerpo turgente, las piernas torneadas, el vientre plano, los hombros marcados, las manos venosas. Las uñas las tiene pintadas de rojo. Usa jeans apretados, blusa blanca acinturada. Se saca los zapatos y le canta a su perro salchicha café. "Pipo precioso, el perro más hermoso, Pipo cochino, el perro más divino", que mueve la cola de felicidad. Se para, mira las azaleas en flor, las besa. Se emociona.
Gina puede pasar de la risa al llanto. De un mawashi -una patada voladora circular- a la escritura. Ha participado en talleres literarios y a fin de mes lanza su tercer libro de ficción, una recopilación de cuentos de amor que tituló "La línea de tu boca" (Editorial Catalonia), y que será presentado por Pablo Azócar y Carla Guelfenbein. Salvo ellos y el corrector de pruebas, nadie más ha leído sus cuentos. Serán una sorpresa.
Fue su hijo Marko quien la empujó a publicar.
-Me decía: "Mamá, trabajas todo el día, por qué no publicas, porque el que escribe, no escribe sólo para él , escribe...
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