Luis Rivano: Retratos de la otra marginalidad - 18 de Septiembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 649206261

Luis Rivano: Retratos de la otra marginalidad

El rasgo diferenciador de su teatro, así como de sus novelas, es que sus protagonistas casi siempre están ligados a circuitos marginales, aunque no en el sentido intelectual que este término adquirió posteriormente: su existencia ocurre en una periferia auténtica, probablemente la más despreciada. En la dramaturgia convencional preocupada del tema de la pobreza y de la indignidad, sus representantes están identificados con niveles reconocibles y aceptados socialmente: obreros, dirigentes, pobladoras, pequeños comerciantes, trabajadores ocasionales, campesinos o mineros. En cambio, los héroes de Rivano ejercen oficios poco reconocidos en el imaginario social, como los cantantes de bares de extramuros, matarifes, bailarinas de mala muerte, artistas fracasados o feriantes, cuando no personajes que derechamente habitan en la ilegalidad: los choros, los cafiches, las prostitutas, los lanzas, los vagos de los barrios bravos y los delincuentes de poca monta.

Es decir, aquellos que todos desprecian -incluso quienes tienen un mínimo nivel de conciencia o de organización laboral-, individuos que se enfrentan solitarios a un mundo hostil que los mira como un peligro para su propia supervivencia. Por su carácter de extrema segregación, muchos de los protagonistas descreen de las utopías del futuro, de que llegará un mundo perfecto que mejorará las condiciones de vida y nivelará la existencia de las personas.

Desde la mirada intelectual, en este mundo despojado solo existen sombras y tragedias, un sufrimiento permanente. En cambio, la mayoría de las obras de Rivano (sobre todo "Los matarifes", "Por sospecha", "¿Dónde estará la Jeannette?" o "Escucho discos de Al Johnson, mamá") está lejos de ser un catastro de miserias y dolores, aunque por cierto estos no dejan de aparecer. Al revés de la visión sórdida con que se acostumbra a enfocar este universo, su mirada reivindica lo luminoso y lo festivo de esta cultura popular, y el amor que por ella sienten sus integrantes. Obviamente aquí no dejan de surgir el sufrimiento y el fracaso, pero la perspectiva es distinta: nace naturalmente desde los personajes, y no son impuestos como arquetipos desde otra clase social que no los conoce ni los comprende, y cuya percepción compasiva es equívoca o ignorante.

Habitualmente, en estas historias terminan por imponerse la tragedia, la desgracia, la fatalidad o la frustración y, por ello, en ocasiones su tono está muy cercano al melodrama. Pero, a diferencia de la...

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