La lucha de Jacinta - 12 de Julio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 644876085

La lucha de Jacinta

Hace solo un mes surgió una complicación: el trasplante tenía que ser de pulmones y corazón.

Hoy, Jacinta es prioridad nacional.

-Hace un año yo veía en las noticias el caso de Cristóbal (Gelfenstein), y cuando mi psicóloga me preguntaba qué pasaría si a mí me tocara vivir eso, yo le decía que no me veía en ese lugar. No podía ponerme en esa situación -dice la niña que hace tres meses vive internada en el mismo lugar donde estuvo el joven que, a fines de 2015, recibió un doble trasplante de pulmón, después de movilizar una extendida campaña de sensibilización en medios y redes sociales con el eslogan #dalevidaacris.

En el cuarto piso del edificio 5 de Clínica Las Condes, en la UTI de cardiología, Jacinta pasa sus días conectada al ECMO, la misma máquina que asistió a Cristóbal y que permite que las funciones de corazón y pulmones se realicen en forma extracorpórea. Un globo blanco que se eleva desde ella hasta el techo y un pequeño peluche rosado que cuelga en una de sus manillas son la personalización que Jacinta añadió al artefacto que mediante gruesas mangueras saca la sangre de su cuerpo para permitir su oxigenación.

En ese lugar se concentra buena parte de los pacientes de la Unidad de Trasplantes de CLC, pacientes que llegan derivados del sector privado y público, y que, dada su complejidad ocupan uno de los boxes a los que se accede solo después de calzarse guantes, mascarillas y batas de aislación.

Jacinta está en cama con un pijama de algodón en tonos pasteles, con conejitos estampados en el pantalón. Luce cansada, sus labios están partidos porque los muerde cuando está tensa y su voz suena disfónica, tal como sonaría la de una persona que lleva 17 años sorteando dificultades para respirar. Su mamá, Claudia Valdés, le aplica crema en los labios y su hermana Agustina le peina la larga caballera rubia que, en rigor, es igual a la que ella misma lleva recogida sobre el uniforme escolar.

Jacinta y Agustina son mellizas, pero ya desde las 11 semanas de embarazo, Claudia supo que una de ellas tenía una extraña condición.

-Al comienzo me dijeron que podría ser síndrome de Down, porque detectaron un engrosamiento en su cuello -dice la mamá-. Pero después del examen de recuento de cromosomas vieron que no. Y te juro que uno se puede preparar para un niño Down, mi marido tiene una hermana Down y uno sabe que son niños que son felices y que hacen muy feliz. Pero esto es más difícil. Yo miro la vida de la Jacinta y veo que ella nunca en su...

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