Lota vive - 23 de Octubre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 913098489

Lota vive

M aría Solís, de 63 años, no tiene frío. En una fresca y nublada mañana de septiembre, viste unas zapatillas celestes y un sencillo impermeable negro que le llega hasta las rodillas descubiertas. Sin preámbulos, se entrega al mar de la playa Chambeque de Lota.En sus manos lleva una especie de red de 30 centímetros de diámetro y la sumerge en la oscura agua brava de la costa del carbón. Está mostrando cómo "chinchorrear", uno de los oficios mineros que prácticamente se extinguió junto al cierre de la industria carbonífera en 1997.En los años 50 o 60, en Lota era común ver a niñas, niños y mujeres sumergidos entre las olas para subsistir. Allí, chinchorreras como la señora María llegaban hasta las costas aledañas a la Empresa Nacional del Carbón, al suroeste del pueblo, para recuperar los restos del mineral que caían al mar o que los mismos mineros desechaban. "Ese carbón se pulía y lavaba con el mar, entonces nosotros buscábamos los carboncitos o sacábamos los restos que caían al agua y los apilábamos en bolsas de trapo para vender", recuerda la señora María junto a un acantilado gris, toda mojada.Hoy, chinchorreras como María Solís son el recuerdo vivo de la cotidianidad del carbón. Como hija de minero y la mayor de seis hermanos, lleva toda su vida hundida entre estas arenas grises o zambullida en el agua. "Siendo muy chiquita no teníamos comida. Mi padre era obrero y alcohólico, y en la casa, todo era castigos y castigos", cuenta. "No había agua ni luz en mi caleta. Era una pobreza total. Así fue como a los 5 años entré por primera vez a la caleta para chinchorrear, por necesidad. Primero sacaba montoncitos de carbón desde la orilla y cuando cumplí 8 años me empecé a meter al mar".Gracias al chinchorreo, María Solís pudo educar a sus hijas y se compró su casa. Hoy, aunque ya no hay mineral suficiente para subsistir, todavía viene a esta playa a chinchorrear y conseguir carbón para calentar su casa.En Lota hay cientos de historias íntimas e inconclusas como esta. Gente que hacía algo y que con el cierre de la mina tuvo que cambiar completamente de oficio. Proyectos que no se terminaron o que fallaron. Sus habitantes conviven con el fantasma del pasado y con decenas de edificios semiabandonados, entre ellos 12 monumentos nacionales, que quedaron de la época del carbón y que son testimonio de las historias subterráneas que contaba Baldomero Lillo.Con el objetivo de resguardar este inmenso patrimonio histórico y cultural, varias...

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