Llegó la hora - 28 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 588349934

Llegó la hora

Como es habitual, en los partidos tradicionales sobran los candidatos que "están disponibles" y faltan las ideas y desgraciadamente también las capacidades para darle gobernabilidad a Chile. Tanto la Nueva Mayoría como la Alianza no dan señales de cambio frente a una crisis que ya se vuelve crónica. Llevamos muchos años hablando de la "crisis de la política" y no se ven medidas reparatorias proporcionadas a la degradación que ha sufrido dicha actividad. La propia agenda anticorrupción ha tenido en los inquilinos del poder al peor enemigo para su implementación efectiva.

Con mínimas excepciones, los políticos tradicionales son claramente parte del problema, no de la solución. Como señalaba Einstein, "locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes". Se requieren nuevas opciones que nos permitan salir de este marasmo.

Piñera aparece como la alternativa más prometedora para la derecha. Las capacidades políticas del ex Presidente distan mucho, sin embargo, de estar a la altura de la complejidad del Chile que deberá enfrentar el siguiente gobierno. Recibió su mandato con más del 50% de los votos y una coalición compuesta por la UDI y RN y dejó como herencia la mitad del porcentaje obtenido y la pulverización del sector con el doble de partidos con el que la derecha llegó al poder. Su liderazgo político está en cuestión. En seguida, Piñera mostró que administra, pero no gobierna. Manejó bien la reconstrucción post terremoto y gestionó con destreza la bonanza económica de su período. No se atrevió, en cambio, a darles un cauce de Estado a los cuatro problemas estructurales que ya en esa época enfrentaba el país y que hoy definitivamente hacen agua por todos lados: educación, salud, seguridad y energía.

Su principal déficit, no obstante, es que la ciudadanía y su propio círculo cercano perciben que no es un tipo confiable. Las caídas de Jaime de Aguirre por el caso boletas, director de Chilevisión cuando Piñera era su dueño, y más recientemente la de Santiago Valdés, lugarteniente de sus negocios personales e hijo de su mejor amigo, por el caso forwards de Bancard, solo confirman cuán peligroso puede ser estar próximo al ex Presidente. Con estos antecedentes, ¿depositarán los chilenos su confianza en él?

En la vereda opuesta, tampoco parece que el neopopulismo de ME-O sea la vía de salida a la crisis estructural de la política si se observa el destino que sus referentes en la región como Venezuela, Ecuador, Bolivia y...

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