Libro rescata los intrépidos viajes de los veleros del salitre chileno - 19 de Julio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 578459590

Libro rescata los intrépidos viajes de los veleros del salitre chileno

La anexión de Tarapacá y Antofagasta, tras la Guerra del Pacífico, coincidió con el aumento de la demanda mundial de salitre -que ya se usaba como fertilizante-. Y su producción creció en forma explosiva: mientras en 1882 Chile exporta 500 mil toneladas de salitre al año, en 1918 serán 4 millones de toneladas.

A inicios del siglo XX salían desde Chile 66 barcos con nitrato al mes, aunque la travesía solo era para valientes. "El Cabo de Hornos era increíblemente peligroso, con hielos que se desprendían, corrientes y vientos inestables", asegura Guillermo Burgos Cuthbert, autor de "Veleros franceses y alemanes en la Ruta del Salitre. Los Cap-Horniers del salitre (1880-1930)".

El libro es el resultado de cuatro años de investigación, y en él se revisa la intrépida historia de las dos compañías veleras especializadas en el transporte del nitrato hacia Europa. Periplo que los enfrentaba también a la precariedad de nuestros puertos. Había tan pocos muelles de atraque, por ejemplo, que la carga debía hacerse con lanchones, y era tan lenta que los barcos permanecían fondeados por meses.

Pese a estos obstáculos, los veleros del salitre no reemplazaron esta ruta por el Canal de Panamá por dos motivos: "El nuevo paso requería una capacidad de maniobra propia de las naves motorizadas y, además, el viaje no resultaba rentable económicamente con el peaje impuesto".

Una figura clave fueron los estibadores locales. Una sola persona cargaba 30 mil sacos construyendo pirámides perfectas. "Los estibadores chilenos eran famosos por su enorme capacidad. Todos los documentos testimonian que la carga estibada en cualquier puerto chileno no se movía un ápice al atravesar el Cabo de Hornos", asegura Burgos.

Dos historias

El francés Antoine-Dominique Bordes (1815-1883) trabajó desde los 11 años. A los 18, un amigo le recomienda venirse a San Felipe. Se instala en Valparaíso y en solo un par de años se convierte en un respetado agente naviero. Además de ser muy hábil con las bolsas de valores, innovó en su oficio, instalando "capitanes de puerto" de su confianza que evitaron los robos en las faenas de carga y descarga.

Bordes transporta en 1870 su primera carga a Francia, y en 1890 construye la primera barca de acero de cinco mástiles: "France". "Otra nave emblemática fue 'Tijuca'; estaba tan bien hecha que navegó por más de 60 años", apunta Burgos.

Esta compañía nacida en Chile llegó a tener 127...

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