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La libertad de conciencia

Páginas69-80
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LEY Y LIBERTAD
V
LA LIBERTAD DE CONCIENCIA
Vimos en el último capítulo que la autoridad de la Iglesia
en la esfera de la vida moral es doble: es intérprete del derecho
divino tal como se encuentra en la ley natural y en la ley divi-
no-positiva, y es creadora del derecho humano, en lo que se
refiere a su disciplina. En el primer caso, la Iglesia es esencial-
mente dependiente; en el segundo, es libre. Anuncia la ley di-
vina y la humana y de esta forma regula la conducta moral del
hombre. Interviene honda y decisivamente en su vida personal
y se da un encuentro de gran importancia, el encuentro de la
ley con la conciencia humana, que aboga por la libertad personal.
Por consiguiente, la potencia impersonal y objetiva de la auto-
ridad de la Iglesia en moral y costumbres se encuentra con la
potencia personal, subjetiva de la conciencia humana.
¿Cómo se realiza el encuentro de la autoridad de la Igle-
sia en el terreno moral con la conciencia del hombre? Dicho
de otro modo: ¿Cómo se comporta la conciencia ante las nor-
mas y leyes morales que la Iglesia le propone? ¿Hasta dónde
llega la auténtica libertad de conciencia, hasta dónde la verda-
dera obligación? Abordemos pues el problema «mandamiento
y libertad moral» —que en el capítulo precedente habíamos
enfocado desde arriba, desde la autoridad— desde abajo, des-
de la conciencia humana. Vamos a proceder de la siguiente
forma: trataremos en primer lugar la cuestión del concepto de
conciencia, pasando luego a considerar la actitud y la tarea de la
misma en el encuentro con la Iglesia como intérprete de la ley
divina y creadora de la ley humana. Examinaremos, pues, pri-

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