La ley de Abraham - 6 de Agosto de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 908402558

La ley de Abraham

- Todo esto , incluidas las pesadillas que tuve cuando estuve en coma y que aún las recuerdo, me ha hecho pensar que es hora de mirar lo que uno ha hecho, porque uno no va a ser eterno. Nunca creí que lo fuese, pero ahora es mucho más claro.Sentado en el living de su casa, a cuadras de Gran Avenida, Abraham Santibáñez, 84 años, periodista, expresidente del Colegio de Periodistas, con un hablar calmado, cuenta así lo que ha sido su vida desde que en noviembre del año pasado sufrió una caída en el metro que lo llevó a estar cuatro meses hospitalizado, dos de ellos en coma inducido.-Me iba a juntar a almorzar con unos amigos y me fui en metro. Cuando iba subiendo por la escalera de la estación Moneda perdí la conciencia y me caí. Desperté rodeado de gente.Cuenta, pasó "una cosa sorprendente, que me alegra mucho, porque como estábamos en la salida del Ministerio de Educación, de repente salió una persona que había sido alumno mío en Periodismo, que trabaja en el ministerio. Él me reconoció y me ofreció su ayuda, incluso me trajo después para la casa. Le insistí que me trajera para acá, y eso, claro, no debí haberlo hecho, fui porfiado".Al día siguiente, en la mañana, comenzó a hablar incoherencias y lo tuvieron que llevar a urgencias. Lo primero que se pensó fue que tenía un problema neuronal, luego coronavirus, finalmente vieron que era algo cardíaco.-Para mi familia, mi esposa y mi hija, fue terrible esperar para saber qué estaba pasando.Ahí, para que aguantara mejor, lo pusieron en coma inducido y estuvo dos meses así.-Fue un periodo muy raro. No recuerdo nada más que esos sueños tremendos que tuve, de que era prisionero de guerra, y parece que dije muchas palabrotas, cosas que no acostumbro decir en la vida real. El momento más complejo, según me dijo un doctor, fue cuando en la última etapa en la clínica, me estuvieron resucitando por casi veinte minutos con masaje cardiaco. Es muy impresionante saber eso, lo hace pensar a uno en el más allá.A su casa llegó de vuelta en silla de ruedas. No estaba acostumbrado a la dependencia, fue complejo, dice, pero luego pudo comenzar a caminar con un bastón de tres puntas. Hoy usa solo una muleta y, aunque lento, se maneja con absoluta independencia.-¿Y ya está bien?-Aparentemente lo estoy, pero no del todo. Bueno, lo que a uno más le importa es que la capacidad de pensar, de escribir esté intacta y eso creo no haberlo perdido, espero que en esta entrevista no se demuestre lo contrario -dice y ríe.-¿Le tiene miedo al olvido?-Siempre pensé que lo peor que le puede pasar a uno es perder la memoria, no saber quién es; eso es peor incluso que la muerte.Pero su cabeza funciona bien. Abraham Santibáñez, además de jamás perderse las noticias de la noche, dice que sigue leyendo sagradamente los diarios...

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