Lento despegue, brusco aterrizaje
Parecía que la vendimia 2015 estaba dormida. En Buin, en la parte alta del valle del Maipo, la pinta de las bayas, cuando toman color, se alargó más de cuatro semanas, el doble de lo normal. En la costa de la zona central, un enero y febrero fríos mantenían a las parras trabajando en cámara lenta.
Sin embargo, de pronto, a los viñateros se les apareció marzo.
Los termómetros se dispararon, no por un par de días ni por una semana, sino que casi todo el mes.
De hecho, fue el marzo más cálido de la historia moderna del vino chileno. Las bodegas se hicieron chicas para procesar la uva que llegó de sopetón. Las decisiones se tuvieron que tomar rápidamente, privilegiando cepas y líneas de vino, mientras que otras se sacrificaron viñedos con una cosecha menos prolija.
Porque si algo marcó a 2015, fue la aplicación de medidas duras. En el norte la falta de agua obligó a dejar de regar algunos cuarteles. Los productores de uva vinífera que les venden a las bodegas elaboradoras dieron otra vuelta de tuerca en su alza en la producción por parra, como forma de paliar los pésimos precios que obtuvieron en esta vendimia.
En todo caso, no todo fue complejo. Se espera que el cálido mes de marzo ayude a mejorar la venta de los productos de bajo precio, pues a los consumidores de ese tipo de vinos les atraen las botellas de carácter más maduro.
Cosechón que no fue
Las primeras proyecciones sobre la vendimia, que usualmente se hacen en primavera, hablaban de que se produciría un volumen alto en 2015. Como las ventas del último par de años han ido lentas en cuanto a volumen, los stocks en las bodegas no son menores. Sin embargo, el aumento de volumen no fue tan grande como se esperaba. En las proyecciones de enero, las últimas antes de planificar la vendimia, las bodegas recortaron a la baja el supuesto crecimiento.
Las grandes empresas vitivinícolas afirman que la cosecha finalmente fue entre 1 y 3 por ciento más alta que lo proyectado en enero.
"Para mí está dentro de los números históricos, incluso bajo la media", afirma Andrés Ilabaca, enólogo jefe de Santa Rita.
Lo que puede afectar el juicio sobre esta vendimia es que aparece mucho más productiva que la de 2014, que fue afectada severamente por la helada de la primavera de 2013.
En el caso de Santa Rita, esta vendimia su cosecha estuvo en los 26 millones de kilos, frente a 19 millones del año anterior. Un gran salto, pero aun así la cifra es inferior a los 28 millones de kilos de 2013.
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