El lente estelar de Nino Muñoz - 24 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 695396865

El lente estelar de Nino Muñoz

-Soñé con agua. Y cuando desperté y conocí el lugar donde se haría esa sesión, todo me cuadró -confiesa.

La locación resultó tener una gran piscina. Nino subió al piso más alto del lugar, y entonces imaginó capturar a la actriz desde allí.

-Quiero verla nadar -dice que pensó en voz baja. Al día siguiente, cuando Nicole Kidman estaba lista para comenzar con las fotos, fue exactamente lo que le propuso.

La estrella australiana llevaba un vestido elegante y lo miró sorprendida. Aunque al principio se preocupó por estropear su maquillaje, segundos después, y contagiada por la música que ponía un DJ que Nino suele llevar a sus sesiones, cambió de opinión:

-Lo voy a hacer -contestó entusiasmada.

Nino agarró vuelo. Tomó altura para disparar y, durante una hora y media, registró a Nicole Kidman zambullirse.

-Sentí su energía. Ella era tan free... -dice, con su característico spanglish.

La sesión terminó mejor que en su sueño inicial. Según relata Nino, llegó un momento en que apagó la cámara, se sacó la camisa y entró a nadar con la actriz.

-Definitivamente es una de las mujeres que más me ha gustado retratar en mi carrera, una de mis favoritas.

Sentir la energía de las personas y de los lugares es indispensable para Nino Muñoz, hoy de 43 años y fotógrafo autodidacta desde los 18. Viviendo en Canadá -país al que llegó a los tres años- con sus padres y hermanas, un día decidió ir a visitar a una amiga que vivía en Nueva York. Allí llegó con 200 dólares en el bolsillo.

El flechazo fue inmediato:

-Cuando vi esta ciudad multicultural donde las personas hacían lo que les daba la gana y llevaban el pelo del color como querían, me dio una cosa en el cuerpo, en el corazón, en el estómago -resume.

Nino, entonces, supo que no había vuelta atrás. Que ese lugar, "donde no había judgment", le pertenecía.

-Había ido por dos semanas, pero hablaba con mis papás y les decía que me quedaría por una semana más y luego por otra más, y así. Ya no me quedaba plata, pero a mí ni me preocupaba. En ese tiempo solo necesitaba una almohada, una cama y 3 dólares al día para comer, lo otro estaba dispuesto a buscarlo.

Nino completó tres meses en Nueva York. Fue entonces que su amiga, que trabajaba como modelo en una agencia, lo llevó a su trabajo. Su experiencia como fotógrafo era casi nula: los únicos retratos que había hecho eran los de sus cuatro hermanas en Canadá.

-Ni siquiera tenía una cámara profesional en ese tiempo. Pero sentía que en esa ciudad lo que uno soñaba lo...

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