Lenin, la venganza del 'hombrecillo obstinado' - 26 de Julio de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 846693828

Lenin, la venganza del 'hombrecillo obstinado'

¿Es posible que un libro de historia de primera categoría se lea como si fuese una novela policíaca? En "Lenin. Una biografía", el periodista Victor Sebestyen (Budapest, 1956) lleva a cabo tan extraordinaria hazaña. ¿Que cómo lo ha conseguido? Empiece con una versión rusa de House of Cards y vea a Vladímir Ilich anticiparse en 100 años al cinismo y la ambición homicida de Frank Underwood; añada una meticulosa investigación a base de bucear en los archivos soviéticos, incluidos aquellos guardados bajo llave hasta hace poco tiempo; rebusque entre los nueve millones y medio de palabras de las obras completas de Lenin; y, por último, aplique un talento de guionista para la tragedia y el suspense que no necesita de excesos absurdos para cautivar por igual a los aficionados a la historia y a sus profesionales.Resulta sorprendente que un hombre que no mostró ningún indicio de grandeza en su juventud, al que ni siquiera interesaba la política, acabase convirtiéndose en el líder de una revolución. Lenin gobernó menos de siete años, y su imperio soviético se derrumbó el día de Navidad de 1991. Sus 74 años de historia son una pura anécdota comparados con el romano, el de los Habsburgo o el británico. El comunismo, sustituto de la religión en la Rusia soviética, acabó en un fracaso sangriento que se cobró decenas de millones de vidas desde Moscú hasta la China de Mao. "¿Cómo es posible que ese hombrecillo obstinado [...] llegase a ser tan importante?", se preguntaba el novelista austriaco Stefan Zweig en 1927.Y, sin embargo, 90 años después, los rusos hacen cola cada día delante de su tumba para contemplar con veneración un cadáver embalsamado. En 2011, Vladímir Putin dedicó abundantes recursos a renovar el mausoleo a fin de dejar bien claro algo obvio: que Rusia necesita un "líder dominante, implacable y despótico". Lenin, el Robespierre del bolchevismo, actualmente cumple la función de santo patrón del nacionalismo ruso y el despotismo putinista.El "hombrecillo" también auguraba un "fenómeno político propiamente contemporáneo", recuerda Sebestyen a sus lectores. Era un demagogo familiar tanto para las democracias como para las dictaduras de nuestros días. Los actuales estudiosos de la política reconocerán a Lenin como el "padrino de la posverdad". Ofrezcamos al electorado "soluciones sencillas para problemas complejos"; mintamos descaradamente; señalemos a un chivo expiatorio para explicar todas las miserias. Lo único que importa es ganar. El fin...

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