Lenguaje que piensa - 3 de Agosto de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 451935294

Lenguaje que piensa

La escisión entre poesía y filosofía, entre palabra poética y palabra pensante, es un dato (trágico) originario de nuestra tradición cultural -"la vieja enemistad"-, vivida hoy como casi una "esquizofrenia", oscilando entre un polo extático-inspirado y un polo racional-consciente. Esta conjetura ilumina aspectos del desenvolvimiento tanto del pensamiento crítico como de la literatura del siglo XX, porque desde uno y otro de aquellos polos escindidos se llevaron a cabo esfuerzos de aproximación.

Del ángulo de la literatura, en poesía, teatro y narrativa del siglo XX se acuñó, en efecto, una poesía metafísica o filosófica, un teatro crítico y dialéctico y, muy especialmente, la novela-ensayo. De esta suerte de centauros culturales -hay que advertirlo- resultaron, en su mayoría, fracasos desde el ángulo literario, puesto que la poeticidad, dramaticidad o narratividad fueron reducidas a una mínima expresión, aplastadas por el componente racional, analítico y conceptual. Con todo, también entre esos grandes fracasos de la literatura de Occidente se cuentan algunas obras de arte de una envergadura todavía difícil de asir totalmente.

Entre estos magníficos proyectos de reconciliación me refiero, entre otros, a "En busca del tiempo perdido", "El hombre sin atributos", de Robert Musil; "La montaña mágica" y "Doctor Faustus", de Thomas Mann, y para mencionar a un contemporáneo, la casi entera obra de John Maxwell Coetzee, uno de los pensadores más poderosos de la actualidad.

En algunas de esas obras -es lo más usual-, aunque unidas en el texto, la palabra poética y la palabra pensante mantienen una...

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