El Lejano Oriente o la prevalencia de lo comunitario - 19 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 671619973

El Lejano Oriente o la prevalencia de lo comunitario

Ambos casos los cuenta el filósofo surcoreano Byung-Chul Han (Seúl, 1959) en su libro más reciente en Chile: "Shanzhai. El arte de la falsificación y la deconstrucción en China" (Caja Negra). Un ensayo que revisa una serie de conceptos que revelan, según Han, la condición deconstructiva del pensamiento chino.

La verdad de lo falso

Con el permiso de los iniciados, diremos que la deconstrucción es un concepto acuñado en el siglo pasado por el filósofo franco-argelino Jacques Derrida (1930-2004). Apunta al hecho de que toda estabilidad (texto, principio, sentido) es inestable, está constituida por una serie de diferencias; no hay esencia. O si se prefiere: en las premisas de cualquier estructura vive la posibilidad de su desestructuración. Así, "deconstruir algo" no es construirlo, claro, pero tampoco destruirlo, si no más bien desarreglarlo, perturbarlo, mostrar su constitución; y por qué no, ya que todo orden es inestable, transformarlo. "El pensamiento chino no se caracteriza por concebir la creación a partir de un principio absoluto, sino por el proceso continuo sin comienzo ni final, sin nacimiento ni muerte", escribe Han.

Shanzhai es un neologismo chino que significa apropiación de una forma o idea; es decir, falsificación. El término nació para referirse a las imitaciones de celulares: Nokia, Samsung, entre otros, que se vendían con nombres como Nokir o Samsing. Pero a estas alturas hay arquitectura, comida y hasta estrellas del espectáculo shanzhai.

"Su diseño y funcionalidad no tienen nada que envidiar al original. Las modificaciones técnicas o estéticas les confieren una identidad propia. Son multifuncionales y están a la moda". De Adidas se pasa a Adadas, Adadis, Adis hasta llegar a Dasida. Es una suerte de dadaísmo que no solo expresa creatividad, sino que "también tiene un efecto paródico o subversivo frente al poder económico y los monopolios", dice Han. "Los productos shanzhai no pretenden engañar a nadie. Su atractivo consiste precisamente en que ellos mismos indican de manera expresa que no son un original, sino que juegan con este". Hasta el maoísmo sería "una forma de marxismo shanzhai"; es decir, el marxismo que se inventó en un país sin trabajadores ni proletarios: "Su capacidad de hibridación hace que el comunismo chino se apropie del turbocapitalismo", no hay espacio para la fijación ideológica. De modo que -sugiere Han- no debería extrañar que desde dentro de la dictadura china se liberen las energías antiautoritarias y...

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