El legado económico de Aylwin: PIB de 7,7%, reformas tributaria y laboral, y énfasis en la apertura comercial
"Nunca he ido ni pondré un pie en un mall ".
"Ustedes (los mineros de Chuquicamata) son trabajadores privilegiados".
Estas frases resumen el carácter y la personalidad del ex Presidente Patricio Aylwin, fallecido ayer, quien guió la transición política y económica que marcó su gobierno. Pero más allá de estos enunciados, autoridades de la época y empresarios destacan los logros de su mandato.
Un crecimiento económico promedio de 7,7% y la reducción de la pobreza desde 40% a 28%, esto es, un millón y medio de personas que salieron de ella, son parte de los principales avances de los cuatro años de su gobierno, subraya Alejandro Foxley, quien estuvo a la cabeza del Ministerio de Hacienda durante ese período.
Las reformas tributaria y laboral, junto a un énfasis en la apertura unilateral y bilateral al comercio internacional, así como una reforma al mercado de capitales que posibilitó la inversión de fondos de pensiones en el exterior, son parte del sello económico de su mandato.
"Desde el primer día se planteó que la reforma tributaria iba a instalar la noción de sacrificios compartidos, en la perspectiva de poner en el primer plano de las prioridades la lucha contra la pobreza", dice Foxley.
A cargo del Ministerio de Economía, Carlos Ominami fue uno de los ministros más jóvenes. Acompañó a Aylwin en la campaña y en el primer viaje que hizo a Europa antes de la elección presidencial, lo que les permitió tener cercanía. "La primera decisión que hubo que tomar, tras haber heredado una economía recalentada, fue realizar un ajuste. El Presidente Aylwin lo miraba con suspicacia, porque nos decía que el gobierno de la Concertación no había sido elegido para ajustar la economía. Le costó mucho hacerse a la idea de que había que controlar los salarios y ser muy cuidadosos con el gasto fiscal", recuerda Ominami.
Alzas de impuestos
La reforma tributaria de 1990 tuvo como propósito aumentar la recaudación en dos puntos porcentuales del PIB, con el objetivo de contar con un financiamiento sano de las necesidades sociales más urgentes. Se planteó retornar a la determinación de la base imponible del impuesto a las ganancias de las empresas sobre base devengada -revirtiendo la modificación de 1988, que había sacado de esa base las utilidades reinvertidas- y subió la tasa corporativa desde 10% a 15%. Asimismo, elevó la tasa del IVA desde 16% a 18%, hasta 1993.
"Esta reforma se hizo a través de un acuerdo con todos los sectores, solo la UDI estuvo en contra...
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