Lecciones del Perú - 17 de Abril de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 272708755

Lecciones del Perú

La encrucijada política que vive Perú obliga a una reflexión sobre las lecciones que pueden desprenderse de ella para nuestro país. Lo anterior no se relaciona con las cuantiosas inversiones realizadas por connacionales en Perú, ni con el curso del proceso ante la Corte Internacional de La Haya, pues se trata de materias que tienen su propia dinámica o siguen un curso preestablecido, independientemente del incipiente debate sobre el papel que corresponde -si alguno- al Estado chileno en la promoción de las inversiones nacionales en el exterior.

El examen que cabe sobre la situación que afecta a Perú se refiere al plano político y a la circunstancia de que un país que, según algunos analistas, "iba en un cohete hacia el desarrollo" -aludiendo a la alta y sostenida tasa de crecimiento alcanzada durante los últimos años, en que aplicó un modelo de desarrollo basado en el emprendimiento privado y en la apertura comercial-, pueda terminar encajonado y teniendo que optar para elegir como Presidente entre una opción nacionalista con marcados tintes socialistas y elementos étnicos, en la senda de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales, y una alternativa de extremo populismo, sin contornos ideológicos ni políticos claros.

Con acierto, el Presidente Alan García ha planteado reiteradamente que el desafío del Perú era competir con Chile en la carrera del crecimiento, para superar la pobreza y alcanzar el desarrollo. Eso presuponía una base de consenso mayoritario en la estrategia de desarrollo seguida por Perú desde el gobierno del Presidente Alberto Fujimori, mantenida y profundizada por Alejandro Toledo y luego por el propio García, que ha llevado a ese país a encabezar varias veces el ranking de crecimiento latinoamericano, y que el último año venía haciéndolo a un ritmo superior al ocho por ciento.

Cuidar la política

El Mandatario peruano no se equivocó en la dirección señalada a su país ni en la existencia de una mayoría social en favor de ella, pero claramente subestimó la precariedad de las bases políticas que sustentaban ese consenso, desgastadas tras los sucesivos episodios vividos por Perú en las últimas décadas.

Desde el APRA -único partido político que aún mantenía cierta estructura nacional-, García no advirtió cuán profunda era la destrucción del sistema de partidos del país, al grado de arrastrar a la propia tienda del Mandatario, que en las elecciones de hace dos semanas vio sucumbir a sus figuras más destacadas, reduciendo su...

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