Lección de estilo con Lía - 4 de Septiembre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 396353282

Lección de estilo con Lía

Lía Fernández toma un sorbo de su café italiano extra grande sentada sobre el sofá blanco en una soleada mañana santiaguina.

-¿No?

-No.

Cada rizo de su pelo café le cae perfectamente sobre los hombros. El vestido, negro, a la rodilla, lo ajusta con un cinturón y unas aplicaciones tipo globo de tela negra translúcida le exageran los hombros. Tiene las piernas cruzadas y debajo de unas medias transparentes se adivina una piel cuidada. Si tiene maquillaje, logró hacerlo invisible.

-Todos tenemos algo. Todos podemos vernos bien. ¿Has visto a esa actriz española con la nariz...?

-¿Rossy de Palma?

-Me encanta.

Reflexiona: -Obviamente, todo esto pensando que uno tiene una aceptación de su cuerpo, de cómo es uno y eso, exaltarlo.

La mañana de un jueves de junio pocas personas circulan por calle Nueva Costanera donde se ubica la boutique de Lía Fernández, con ropa fina, de confección italiana, de marcas exclusivas (Byblos, Clips, Blue Deep, Ferre) que instaló hace casi veinte años en esta calle de Vitacura, cuando apenas había otras tiendas de ropa y ninguno de los restaurantes, los bancos y las farmacias que ahora la copan.

Justo afuera de su tienda hay una pequeña mesa redonda de metal verde y un par de sillas sobre una alfombra de pasto sintético, donde a veces se sienta a tomar café con sus clientas. También les ofrece chocolates finos y copas de champán.

-El champán es el único trago que no tiene hora -dice -. Quiero que exista una cosa muy amable de estar aquí. Muy "cosy".

-¿Y si a una señora un vestido le queda horrendo?

-Se lo decimos. Y la gente lo agradece.

La temperatura dentro de la tienda es perfecta para desvestirse. Las paredes son blancas, y de ellas cuelgan en perchas, vestidos, pantalones, chaquetas y abrigos. Se ven largos, cortos, con encaje, pieles, mucho gris, mucho negro, algo de colores suaves. Cada etiqueta dice "Made in Italy", y Lía Fernández resume esas tres palabras en: "Un corte impecable que calza sobre el cuerpo, lo potencia y estructura".

Camina hacia un perchero. Regresa con un vestido gris corte jumper con un toque de encaje.

-Es increíble. Tú ves la ropa colgada y puede que no te diga nada, pero te la pones y te saca un partido increíble.

Además de la procedencia, en las etiquetas también se lee: Trescientos mil pesos, seiscientos mil pesos, un millón, más. Pero lo que no se ve en ninguna parte, son las máquinas para pagar estos vestidos, tenidas y abrigos.

-Yo veo esto más como una casa, encuentro que tanta máquina es frío y trato de que sea lo más cálido posible. En este tipo de tienda me he dado cuenta de que uno promueve el no consumo. Es una ropa buena, no es una compra desechable.

Sobre unas mesas, hay pañuelos, carteras, zapatos, enormes anteojos de sol, catálogos de moda en papel couché. Un televisor prendido en un eterno desfile de moda. La música es electrónica y suave.

Lía Fernández creció en el campo en las afueras de Chillán, con el olor de la cocina a...

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