Lazos de tierra en un cementerio covid - 15 de Enero de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 881228924

Lazos de tierra en un cementerio covid

Entre los deudos se escucha un lamento: "¿Dónde está mi muerto?", repiten casi a coro. Es 1 de noviembre, día de todos los difuntos, y por primera vez el "cementerio covid" en Iquitos, en la región de Loreto, Perú, recibe la visita de tantos familiares. Algunos han ido en mototaxi, otros en vehículos particulares y la gran mayoría se ha transportado en un bus arrendado. No es fácil llegar hasta aquí, a 18 kilómetros de la ciudad, varias cuadras al interior de otro cementerio, donde a partir de abril de 2020, las autoridades de la ciudad han despejado un área de 2.500 metros cuadrados para los fallecidos de la pandemia: un paño de arcilla, cortado en una pequeña loma, donde antes solo hubo monte, en el que han depositados los cuerpos por decenas.Se estima que, tras la primera ola de covid-19, unas 400 personas han sido inhumadas aquí. Sin funerales, ni despedidas, ni autorizaciones de familiares. Enterradas de a dos o de a tres, dentro de pequeños rectángulos, demarcados con lienzas, estacas y banderines, que indican, con letras y números, la ubicación de las sepulturas. "Este no es un cementerio, es un botadero", dice Erick Guerra, de 37 años, mientras busca la tumba de su madre.Mariela Portillo, de 54 años, dueña de un local de pollos a las brasas, había muerto el 26 de abril de 2020, pocas semanas después de la llegada del virus a la región. Se había establecido que uno de los primeros contagiados había sido un guía de turismo, que el 16 de marzo había dado positivo, y tras eso la ciudad había quedado en confinamiento. Portillo se había ido a pasar la cuarentena con su madre y ahí estaba cuando se contagió.-Ella salía a hacer las compras. Un día amaneció resfriada y a los tres días ya le faltaba el aire. La llevé al hospital regional y estaba recontralleno. La gente tosía, escupía, y estaba apilada en el pasillo, porque no había camas UCI. Cada 10 minutos se moría alguien -recuerda Guerra.Su madre se pasó todo el martes en la sala de espera y en la madrugada del miércoles la internaron. Agonizó cuatro días y el domingo 26 de abril falleció.-Le di una propina al camillero que llevaba los muertos y me dejó pasar a la morgue. Esa fue la última vez que la vi. Al día siguiente, vine a buscar su certificado de defunción para enterrarla, pero ya no estaba en el hospital, la habían venido a botar a este lugar.Desde entonces, Erick Guerra ha venido dos veces hasta acá. La primera, a pocos días de su fallecimiento, los cuidadores no lo dejaron...

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