Laura Rivas
La fotografía fue tomada a fines de la primavera de 1968 en el Casino Municipal de Viña del Mar. Era la noche final del II Festival de la Moda: una suerte de concurso, desfile de modelos, evento social que reunía a 26 creadores y boutiques chilenas -de ropa femenina en su mayoría- que entonces definían los códigos de la elegancia nacional. Nombres como Vog, Pelusas, Luz Lyon, Shock, Elle, Juven´s, Tejidos Pauque, competían porque sus colecciones ganaran el primer premio. Todos querían reinar en la costura local.
Esa noche, luego de la presentación de más 200 diseños, de una cena de gala con "pollo alverjado" como plato de fondo y las actuaciones del grupo musical Los Tres Alfiles (ganadores del Festival de la Canción de Viña del Mar ese año) y de Gervasio, el jurado compuesto por las editoras de las principales revistas femeninas entregó los resultados: "El premio a la mejor colección de ropa femenina es para Laura Rivas con 179 puntos".
Y en la fotografía está congelado el momento en que Laura Rivas Vial, una costurera que había abierto su taller ocho años antes, cuando tenía 40, recibe su premio. En la imagen sonríe con un gesto de satisfacción, lleva un peinado encopetado y está vestida de fiesta. En una de sus manos sostiene un diploma. Desde la esquina de la foto la observa una modelo que tiene un moño gigantesco y lleva un diseño de noche en gasa blanca con aplicaciones de pedrería en el cuello, en la cintura y en los puños de una mangas englobadas.
-Confieso que esperaba ganar... Llevo muchos años trabajando y considero que he adquirido la experiencia necesaria -dijo Laura Rivas entonces a Revista Eva. Su declaración suena algo indiferente: el año anterior, en la primera edición del concurso, ya había ganado.
Pero eso ya fue. La fotografía y el resto del reportaje de Revista Eva están en una de las cajas que Laura Rivas guarda en la habitación del hogar de ancianos donde está internada desde hace tres años. Ahí están también todos los recortes que reunió a lo largo de sus casi cincuenta de años de trabajo en la costura nacional: entrevistas, imágenes de sus diseños en editoriales de moda y desfiles, las invitaciones a los lanzamientos de sus colecciones, los documentos de la época en la que fue representante en Chile de la casa francesa Nina Ricci. Es su archivo de recuerdos que revisa casi a diario en su cama y que comenta con sus sobrinas, las únicas que la vistan.
-Los recuerdos son lo único que le queda de la costura, la pasión de su vida.
Desde hace cuatro años, cuando su salud empezó a decaer y su situación económica hizo crisis, Laura Rivas abandonó las tijeras, los hilos, los dedales.
Y decidió guardar silencio.
Laura Rivas Vial tiene 93 años. Nació en un fundo en Santa Rosa, donde hoy está situada la comuna de La Granja, pero que entonces era campo. Fue la segunda de los ocho hijos del matrimonio de Juan Rivas Vicuña y Laura Vial Freire. Estudió en el Sagrado Corazón y las Monjas Inglesas. Aprendió francés y luego inglés, que perfeccionó durante una corta época en la que vivió en Nueva York y Washington. Pero eso fue mucho después, cuando se separó de su único marido, cuando tenía 30 años, diez antes de asumir el gusto que arrastraba desde niña por la costura.
Siempre fue una niña rebelde, un azote. Obstinada, deslenguada, pero trabajadora y amiga de sus amigos.
-Laura siempre tuvo un temperamento muy fuerte. Decía lo que pensaba casi sin filtros, le gustara a la gente o no. Había que conocerla para comprenderla -comenta...
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