Un largo tour: Santiago amado... y odiado
Óscar Contardo es periodista y escritor. Es autor de "Santiago capital".
Emilio de la Cerda: "Providencia tiene una relación virtuosa con la geografía del valle de Santiago"El lugar que más me gusta en Santiago es Providencia. En primer lugar, es una comuna central, bien conectada, caminable, con una densidad que aún permite conciliar la habitación con el trabajo. Al mismo tiempo, tiene una relación virtuosa con la geografía del valle de Santiago, principalmente gracias al sistema de parques en la ribera del río Mapocho, al límite oriente del canal San Carlos y a la presencia de la ladera sur del cerro San Cristóbal, que actúa como telón de fondo de la comuna.
Es una comuna diversa en lo social, en lo programático y en lo espacial, como resulta deseable en la experiencia urbana.
Estos atributos no son casualidad, ya que responden a un proceso donde se conjugan de buena forma la planificación urbana con la buena arquitectura de edificios, espacios públicos y parques. Pese a renovarse constantemente, Providencia ha logrado construir calidad urbana gracias a este proyecto de ciudad y al control moderado que se ha ejercido para que el bien común esté en equilibrio con el bien privado. Es por esto que los desaciertos son tan notorios. Uno de estos últimos es la fachada norte del Costanera Center, cuya relación con la ciudad, el río y el cerro es de lo más mezquino que se ha visto en décadas.
Si tuviera que señalar uno de los lugares que menos me gusta de Santiago, mencionaría los nuevos barrios cerrados de Chicureo. Lo anterior, no solo por representar una lógica de urbanización que consume y especula con el suelo agrícola de la periferia, sino por el modelo de ciudad dispersa, segregada y homogénea que proponen estos enclaves: todo lo listado como atributo para Providencia, allí se vuelve carencia.
Emilio de la Cerda es director de la Escuela de Arquitectura UC y ex secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales.
Carlos Franz: "Lo que más amo de Santiago es un racimo de colores: los rojos de sus atardeceres"Lo que más amo de Santiago es un racimo de colores: los rojos de sus atardeceres. Esa luz de los crepúsculos de invierno y primavera sobre el Parque Forestal, sobre los viejos barrios del poniente, sobre la casa de mis abuelos cerca de la plaza Brasil. El sol filtrándose a través de los humos de la contaminación e incendiándolos tiñe de irrealidad el feroz realismo de nuestra capital. El ocaso es la única hora literaria de Santiago. Neruda captó esa luminosidad...
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