El largo camino hasta Mandela - 15 de Septiembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 460674806

El largo camino hasta Mandela

Nelson Mandela y su retorno a Qunu y Mqhekezweni, en The Long Walk To Freedom (1994).

Después de casi ocho horas en bus, cuando las primeras cabañas rondevils con sus formas circulares y techos de paja comenzaban a aparecer sobre las colinas del Transkei, y cuando los letreros de la carretera N2, la misma que había tomado muy temprano en Port Elizabeth, anunciaban la bienvenida a la Wild Coast y la ciudad de Mthatha, la delgada mujer negra que venía a mi lado y que durante todo el trayecto no había dejado de hacerse trencitas en el pelo, preguntó de pronto con una voz tenue:

-¿Estás siguiendo la ruta de Mandela?

Era difícil pasar inadvertido. Todo el viaje había estado leyendo y subrayando algunos pasajes de The Long Walk To Freedom, el libro autobiográfico de Nelson Mandela, el gran ícono sudafricano hoy con 95 años, y que en ese momento se sabía que estaba muy enfermo producto de una infección pulmonar (al cierre de esta edición, el ex Mandatario había sido enviado a su casa en Johannesburgo). Y así como cada tanto yo miraba de reojo sus trenzas y veía cómo se ataba el pelo en hileras de simétrico diseño, ella seguro iba sacando sus propias conclusiones.

Una me parecía bastante probable: la única razón por la que un turista como yo vendría a Mthatha -uno de los municipios de la provincia sudafricana de Eastern Cape, hasta 2004 llamado Umtata y que algunas guías de viaje describen como "la ciudad más africana de Sudáfrica" por su evidente desorden, calles polvorientas y comercio ambulante- es porque se trata del punto de partida para quienes buscan las primeras huellas del Premio Nobel de la Paz en los pueblos donde nació, se crió y se formó como líder y luchador por la libertad: Mvezo, Qunu y Mqhekezweni.

Unos minutos antes de llegar a la estación de Mthatha, mi vecina de asiento, que venía viajando hacía casi 20 horas desde Cape Town para visitar a sus padres, me preguntó si ya había ido a Robben, la mítica isla donde Mandela estuvo preso por 27 años. Le dije que no, que Robben Island ya era conocida, y que me interesaba este lugar porque sabía que Mandela había pedido expresamente a su familia ser enterrado en Qunu, en el mismo sitio donde descansan los restos de tres de sus seis hijos: Makgatho, Thembelike y Makaziwe. Los mismos restos que, además, estaban en la polémica: en 2011, tras ser exhumados en secreto y sepultados en la aldea de Mvezo por Mandla Mandela -uno de sus nietos, jefe de esa comunidad, diputado por el Congreso Nacional Africano y el único político entre sus descendientes-, un fallo de la Alta Corte de Mthatha, instigado por el resto de las familiares, lo obligó a devolverlos a Qunu, el pueblo más querido de Nelson Mandela y donde en 1993 se construyó una casa de descanso que visitaría regularmente desde entonces.

Al bajarme del bus, le pregunté a mi vecina de las trenzas dónde podía conseguir un taxi para ir hasta el hotel, que había reservado básicamente por su eslogan: "Savoy Hotel: el único lugar para quedarse en Mthatha". No supo responderme. Después me enteré: así como en Mthatha hay pocos hoteles, tampoco hay taxis. Al menos al estilo convencional. Sólo existen unos destartalados furgones blancos que funcionan como colectivos y que viajan por la Nelson Mandela Drive -como se...

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