La larga historia de los pesebres en Chile - 24 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 656141349

La larga historia de los pesebres en Chile

Así al menos lo reflejan los visitantes santiaguinos del nacimiento catedralicio: admiran el realismo de las figuras religiosas, y frente a ellas se toman un tiempo de reflexión y, también, una selfie . El pesebre tendrá hoy una competencia feroz con Viejos Pascueros y árboles ad hoc como imagen de la Navidad, pero su presencia física aun está en los espacios públicos de la ciudad y de colecciones de museos, de conventos o de privados. Y, por cierto, en las casas durante estas fiestas: un estudio de 2013 de la U. Católica de Valparaíso concluía que para el 61% de los entrevistados, el pesebre era lo que mejor representaba estas fechas.

La devoción bien vivida

La historia, en todo caso, muestra que desde que los españoles llegaron con la misión de evangelizar al Nuevo Mundo, el nacimiento de Cristo era un relato fundamental para la conversión. "Estas imágenes de celebración de la vida habrían llegado muy tempranamente, porque eran una manera de evangelizar", señala Rolando Báez, curador del Museo Histórico Nacional, MHN.

La representación del pesebre, entonces, era parte de las actividades del periodo navideño. Las piezas, en un principio, eran traídas desde España. "Los primeros niños Dios que conocemos son los de Montañez, que es un escultor sevillano. Sus imágenes habrían sido importadas a Lima, y desde ahí al resto de las regiones tributarias de esta capital virreinal", explica Báez. Agrega que hacia fines del siglo XVII, y ya plenamente durante el XVIII, la producción se vuelve local, bajo la influencia del gran movimiento del barroco, que en América caló hondo. "Hay, entonces, una apropiación mestiza de estos contenidos. Esta va a ser muy fuerte y va a arraigar mucho. Tanto, que incluso en el siglo XIX, cuando ya ha terminado el mundo colonial e hispano, vamos a ver que la producción de estos niños continúa, llegando incluso hasta el XX", señala Báez, quien explica que lo que se encuentra de aquella época hoy en Santiago procede de los talleres de producción de Quito; niños Dios en diferentes posturas -acostados, arrodillados, sentados, de pie- que serán el objeto devocional en casas de la elite y en los conventos.

La historiadora y académica de la UC Olaya Sanfuentes explica que esta escuela quiteña tiene características definidas. "Todos los trajes llevan un sobre dorado; tienen el encarnado de la cara muy bien delineado; son caras muy blancas con los cachetes sonrosados; tienen un gesto en las manos muy oriental, tienen los ojos...

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