POR EL LAGO ATITLÁN ...con Maximón
¿ A un ángel o a un demonio? Ya no sabemos a quién estamos buscando al ir tras la huella de Maximón entre los pueblos y cerros del lago Atitlán. Fue Aldous Huxley quien ahora nos ha obligado a recorrer 90 kilómetros desde Ciudad de Guatemala hasta estas aguas, que él comparó con las del más bello lago italiano. Cuando nosotros apenas empezábamos nuestros viajes, a fines de los años cincuenta, fue él quien dio la buena nueva al mundo:"El lago de Como roza el límite del pintoresquismo permisible, pero el lago Atitlán es como el lago de Como más la belleza añadida de sus numerosos volcanes. Es realmente extraordinario".Ahora, cuando hemos emprendido el que puede ser el último de nuestros viajes antes de echar ancla, hemos llegado por fin a las orillas del Atitlán. Pero en vez de sentarnos a reflexionar, como nos proponíamos, nuestra visita a Atitlán de improviso se está convirtiendo en una especie de aventura con LSD guiada por el propio Huxley.Es que en el camino se nos atravesó Maximón.Terminaban las celebraciones de su cumpleaños a fines de octubre, y él, como lo hace siempre, luego desapareció. Su presencia medio fantasmal se está moviendo entre los pueblos rodeada de mentiras, de pistas indescifrables, de astutos pastores indígenas que saben qué cuerdas tocar para mover la fe y los monederos. En la capital del lago, Panajachel , algunos nos muestran fotos recientes de Maximón en Santiago Atitlán, un bello pueblo al final de este gran ojo de agua, y hemos navegado en su búsqueda. En las imágenes el santón nómada sobresale, sobre todo lo que forma parte de su nombre indígena: el max , nombre indígena del tabaco. De sus labios cuelga siempre un enorme cigarro puro.A ese max se han añadido vagos rastros bíblicos del apóstol Simón, y así nació Maximón.Maximón no es inocente. Su nombre se ha hecho leyenda y símbolo de muchos abusos en el largo trecho histórico desde la Colonia. De apóstol poco le queda, si algo tuvo alguna vez. Su figura se ha ido ampliando como una gran mancha en todo el territorio guatemalteco. Para hacer negocios chicos o grandes, siempre apostando a la fe del más crédulo, su imagen es administrada aquí y allá por pequeños templos indígenas o grandes ferias, ofreciendo sus favores a los caciques políticos, a corruptos, a militares de bigote espeso, a dueños de grandes fincas; también a los defensores de las distintas opciones homosexuales, mal vistas por los campesinos.En nuestra casi obsesiva búsqueda del misterioso Maximón hemos recorrido los hermosos pueblos orilleros de este lago (que solo tiene tamaño de laguna), en un viaje de tres días, que las agencias organizan muy bien, visitando San Pedro La Laguna, San Juan, San Lucas Tolimán, San Antonio Palopó, San Marcos La Laguna. Las visitas se hacen normalmente navegando, para evitar caminos terrestres aislados que no siempre ofrecen seguridad. En cada pueblo hemos podido ver su figura repleta de ropas, corbatas y joyas, y cuando ella se movía la gente dejaba el paso en silencio, tal vez con recelo. Y a veces -eso cuentan-, Maximón ha sobrevivido a muchos colgamientos...
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