El lado místico de L.A.
Paco es un cubano disidente, escapado de la isla hace veinte años. Es dueño, relacionador público, agente de ventas y guía de una pyme turística: un bus de dos pisos, con capacidad para unas 30 personas, que realiza entre dos y tres veces al día distintos recorridos por Hollywood. Paco se para todas las mañanas en la esquina de Hollywood Boulevard y Bronson para hacer lo mismo que acaba de hacer conmigo: entregar volantes con los detalles de su tur y tratar de convencer a la gente de que no pueden irse de Los Angeles sin probar esto, el pedazo más sabroso del estado de California.Â
Le cuento a Paco que mi destino final está a tres cuadras de donde estamos parados, en el número 6331 de Hollywood Boulevard. Allí, en un edificio de fachada antigua de doce pisos -que en décadas pasadas albergó un banco-, está el L. Ron Hubbard Life Exhibition, un museo dedicado a la memoria del fundador de la cienciología, más conocida en el mundo como la religión de las estrellas del cine hollywoodense. Le cuento, también, que lo que quiero es conocer la cara espiritual de Los Angeles, y aquellos lugares donde los famosos (y los casi) rezan, expían sus culpas y prometen convertirse en mejores personas.Â
El museo de Ron Hubbard está emplazado en Los Angeles porque fue aquí donde él, un escritor de novelas de ciencia ficción, fundó en el año 1954 la primera iglesia de la cienciología, religión dedicada "a encontrar la verdad y limpiar las heridas del alma a través de cursos de mejoramiento personal", como dicen sus postulados básicos.Â
Paco escucha mis planes y mira con cara de haber encontrado una nueva idea para su negocio: un paseo por el lado místico de L.A.Â
-Si compras mi tur te regalo la entrada al museo de Ron Hubbard. Debe costar unos cinco o seis dólares, pero tengo pases gratis -dice. También promete hacerme una rebaja por ser chilena.Â
-!Te puedo vender un boleto con descuento "tercera edad", chica¡ -alcanzo a escuchar antes de irme.Â
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La cienciología -que tiene entre sus fieles a los actores Tom Cruise, John Travolta y Will Smith, a Lisa Marie Presley y al chileno Alberto Plaza- ha estado desde sus inicios envuelta en la polémica. En Estados Unidos es considerada una religión y sus centros de reunión se llaman "iglesias". Sin embargo, en Europa la cienciología ha sido investigada y enjuiciada varias veces. Y en Francia, de hecho, en febrero pasado fue condenada por los cargos de "estafa en banda organizada", obligando a la iglesia y al Celebrity Centre de ese país a pagar 600 mil euros por ser una estructura "destinada a desposeer de su fortuna a personas vulnerables".Â
Por eso, no me extraña la primera frase que oigo al ver el video introductorio que me muestran apenas llego al museo de Ron Hubbard: "Antes de formarte una opinión sobre nosotros, conoce la verdad".Â
Viendo la cinta, me entero de que Hubbard no sólo fue un escritor de ciencia ficción (muy exitoso, según el narrador): también de que aprendió a leer muy chico, que en su infancia fue elegido el mejor boy scout de Estados Unidos y que en su adolescencia recorrió todo el Oriente estudiando budismo; que fue aviador y marino, que escribió más de cinco mil cómics, novelas y textos de todo tipo, que fue guionista de series y compositor musical; que peleó en la Segunda Guerra Mundial, quedó malherido y ciego temporalmente. Sin embargo, se curó gracias a un sistema que inventó él mismo: la Dianética, un método para superar las experiencias traumáticas. Fue ahí cuando se entusiasmó y fundó la cienciología.
Si Hubbard no es un dios para sus seguidores, al menos deben creerlo un superhéroe, pienso. Más cuando veo que, en el mismo salón donde está la pantalla, hay vitrinas enteras dedicadas a mostrar todas las chapitas y diplomas que ganó como niño explorador. Más allá hay fotografías de sus viajes, tomadas por él mismo, y una serie de cuadros que mandó a pintar para recrear sus múltiples actividades.
La siguiente sala del museo es una...
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