El lado bueno de las cosas - 24 de Julio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 645626157

El lado bueno de las cosas

El lado malo tiene que ver con una posible "peruanización" de la política chilena. Perú es un país magnífico, con gente muy agradable y que todavía conserva restos del Virreinato, aunque tiene una grave falencia política: la debilidad de sus partidos. De hecho, la mayoría de las agrupaciones que participaron en la última elección presidencial se habían formado unos meses antes (la de Kuczynski es de fines de 2014). Los partidos se hacen y deshacen con la misma facilidad con que uno arma un equipo para jugar fútbol un sábado en la mañana. Esto es peligrosísimo, porque se presta para toda suerte de caudillismos y hace muy difícil la tarea de gobernar.

Si cada uno de nuestros candidatos se encamina hacia la Presidencia por una vía propia -es decir, si los partidos comienzan a ser irrelevantes o constituyen una compañía poco útil cuando uno quiere mostrar una cara grata ante el electorado-, entonces no nos extrañemos si empiezan a surgir los aventureros. Y ya suficientes problemas tenemos en Chile como para empezar a hacer de nuestra política una forma de lotería.

En este sentido, es comprensible que los líderes de los partidos de centroderecha y distintos parlamentarios hayan manifestado su molestia por esta migración un tanto intempestiva. Necesitamos partidos fuertes, y la renuncia de Ossandón apunta en la dirección contraria.

Pero veamos ahora el lado bueno, de cara a la próxima elección presidencial. No sé lo que pensaron ustedes, pero a mí me horrorizó la cantidad (proporcionalmente inversa a la calidad) de candidatos que tuvimos en nuestra elección presidencial de 2013. En Chile es muy fácil ser candidato: basta con contar con el patrocinio ciudadano del 0,5% de los votantes de la última elección para diputados (6.698.524). Eso lo consigue cualquiera, porque entre los amigos de los amigos no es difícil llegar a 33.493 firmas.

No se trata solo de que un acto tan importante como una candidatura presidencial se esté tomando en Chile con la misma seriedad con que alguien organiza una presentación en una fonda dieciochera. Sucede que, por definición, una campaña presidencial supone un debate, confrontación de posiciones, y formular propuestas al país acerca de los temas fundamentales de nuestra convivencia. Pero con nueve...

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