MI lado B - 24 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 695397413

MI lado B

Maestreo

Cuando me compré mi primer taladro fue como tener la primera súper mega cartera. Yo, feliz, me preguntaba: ¿dónde hago más hoyos?

La conductora del matinal "La Mañana de CHV" confiesa tener vocación de maestra chasquilla. En su casa tiene una caladora, sopletes a gas, taladros, sierras y cajas con herramientas, muchas de ellas regalo de algún familiar que conoce esta inesperada afición por el maestreo. Han visto cómo la propia Carola hizo un respaldo de madera para la cama de su hija y retapizó un sillón y cambió la alfombra muro a muro de su antiguo departamento. Esto además de hacer de gásfiter, siempre que es necesario.

-Esperar es un verbo que no me gusta conjugar. Qué lata tener que conseguirme un maestro, cuando puedo hacer los arreglos yo misma-cuenta.

Carola reconoce que parte de su afición nace de haber vivido sola muchos años. También de sus años como alumna de Arquitectura Interior, cuando le enseñaron sobre conexiones eléctricas y albañilería. Pero básicamente ha aprendido todo sola, viendo tutoriales en YouTube.

-Esto no es feminismo ni nada así. Achicar un mueble o arreglar lámparas es algo que no tiene género. Te atreves o no, tienes la habilidad o no.

Marcela Cubillos abogada

Ballet

Marcela Cubillos tenía 7 años cuando se encandiló con los pas de deux. Su abuela paterna, Mimi Sallato, la llevó al Teatro Municipal a ver el ballet Coppelia, sin saber que la danza clásica terminaría por seducir a su nieta para siempre: apenas dejó el teatro, Marcela comenzó a insistir en que la metieran a clases y una vez que lo logró, no paró nunca más. Hasta el día de hoy, algunos de sus profesores en la Escuela de Derecho de la UC le hacen bromas porque, cuando el horario de clases se topaba con el de la danza, ella soltaba el lápiz y partía rauda a ponerse su malla y sus zapatillas de ballet.

-La única excepción fue cuando fui diputada, ahí paré porque no era compatible -dice Marcela a sus 50 años, feliz de seguir yendo dos veces a la semana, al mismo estudio en el que comenzó a bailar.

Allá va junto a un grupo de amigas que también comenzaron a bailar de niñas.

-Hoy quizás no levantamos las piernas como cuando éramos jóvenes -reconoce- pero el ballet me provoca la misma alegría que cuando era chica. Y me ha enseñado muchas cosas. Lo primero es la disciplina; entender que el talento en nada basta, hay que trabajar duro para lograr lo que quieres. Y aprendes que tienes que ponerle alma, porque si no, son solo ejercicios, no...

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