'La juventud está totalmente sobrevalorada'
Ya se quisiera una llegar a los 74 como Ximena Abogabir. No solo por lo bien que se ve y está físicamente, sino también por la energía que dispara a chorros. Ella dice que no es casualidad, que desde joven viene preparándose para el período de la vejez. Cuida su alimentación, no fuma, hace ejercicio, sigue trabajando mucho, medita, comparte con amigos y familia, cocina y se ríe. Pero lo más importante -y de eso se trata esta entrevista- es que tempranamente descubrió que la vida tenía que tener un propósito.Que todos llegaremos a viejos, lo sabemos; que nos vamos a morir, nada más cierto. Pero entre medio de esas verdades rotundas hay demasiados mitos que desmontar. Y es lo que hace Ximena. Por ejemplo, en Chile una mujer es considerada "de tercera edad" cuando cumple 60 y un hombre, a los 65. La clasificación parece no calzar con la realidad. Porque la población mayor ha aumentado exponencialmente en todo el mundo, el promedio de vida supera los 80 años y los avances de la medicina permiten que muchos lleguen a esa edad en condiciones para seguir pasándolo bien, aprendiendo cosas nuevas, trabajando, aportando, teniendo amigos, descubrimientos, amores y sexualidad.Por otra parte, observa Ximena, campean los estereotipos y caricaturas. Se celebra la juventud como "divino tesoro", mientras que a las personas mayores se las encierra en la categoría de "abuelitos". Bajo esta palabra inofensiva, los mayores se vuelven invisibles. Y esas palabras y prejuicios culturales se internalizan. Apenas llegan a la edad madura muchos comienzan a decir "ya no estoy para estas cosas", "ya pasó mi hora". Del mito cultural reduccionista al real potencial de esta etapa de la vida hay un montón de experiencias que merecen ser visibilizadas, repensadas y valorizadas. Por eso, una de las tareas fundamentales a las que se dedica la organización Travesía100, que formó hace 4 años junto a otras personas de su generación, es desarticular esos mitos limitantes para que los mayores sean sujetos activos e influyentes en el acontecer social.Esta convicción tiene un origen biográfico. Ximena egresó como periodista a comienzos de los 70 y como no había trabajo en el área, terminó en la publicidad, llegando a ser directora de la agencia Porta. A sus 33 años, tras una separación matrimonial y una tremenda crisis existencial, conoció a la psiquiatra y maestra Lola Hoffmann, quien le voló la cabeza. "Fue un cambio de paradigma", dice ella. "En mis conversaciones con Lola le dije: 'Estoy cansada y en esta disyuntiva, porque no me siento cómoda en la publicidad'. Y ella fue...
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