La juventud distraída - 29 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 715378953

La juventud distraída

Que "Amantes por un día" se estrene el mismo fin de semana que "Infinity war", la última y sobreinflada cinta de Marvel, es, para no tratarlo de milagroso, una agradable coincidencia. La cinta del francés Philippe Garrel (1948), en blanco y negro, de solo hora y cuarto de duración, con un puñado de personajes, está en las antípodas de la megaproducción que parece hoy la más alta aspiración de la industria cinematográfica. Su historia no es mínima, pero sí muy francesa. Ariane (Louise Chevillotte), estudiante de letras, está enamorada de Gilles (Éric Caravaca), profesor de la facultad. Una noche llega a vivir con ellos la hija de Gilles, Jeanne (Esther Garrel, que también es hija del director), que entra al departamento totalmente descompensada luego de terminar con su novio. Ariane y Jeanne tienen prácticamente la misma edad y, pese a que una es voluptuosa, segura, seductora y la otra linda, tímida, débil y reservada, comienzan una amistad que camina en paralelo a la relación de cada una con Gilles.

Garrel es un extraño hijo de la Nouvelle Vague. A diferencia de otros franceses deudores de esta icónica generación, como Techiné (1943) o Assayas (1955), él se ha mantenido apegado de una forma casi necrofílica a los rasgos estilísticos que la consagraron a finales de los 50: el blanco y negro; la luz natural (o de lámparas a la vista); los escenarios urbanos; la cámara en mano; las elipsis y discontinuidades sin aviso; el narrador -en este caso femenino- en tercera persona que le otorga cierta pátina literaria al relato, una elegante y discreta artificialidad. Sí, ver hoy una de cinta de Garrel es trasladarse a una época en que el cine estaba en el centro de la discusión cultural, cuando prácticamente todo lo que filmaba esta tropa de jóvenes impetuosos, sensibles y arrogantes era tema de discusión. Claro, mantenerse fiel a un estilo que provino del cine italiano de posguerra y que los mismos integrantes de la Nouvelle Vague abandonaron más tarde, hoy resulta algo raro. Pero no es por eso descartable. Algunos creemos que el cine perfectamente podría haber seguido en blanco y negro...

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